Que la Iglesia deje de tocar los?? subsidios

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País de ciegos

Granada, Abadía del Sacromente, misa solemne en honor de San Cecilio, patrón de la ciudad. El arzobispo, monseñor Javier Martínez, se acerca al púlpito con el aire ceremonial que exigen las circunstancias. Es el momento de la homilía. No habla nada de la vida del bueno de San Cecilio, tampoco del evangelio; sólo algunos datos que demuestran su conocimiento del santoral y las Sagradas Escrituras. Poca cosa. El arzobispo tiene temas más importantes y cristianos que exponer.

Con una rica y diligente erudición, monseñor Javier Martínez, clama contra los males de España: funcionarios y subsidios. Dice que querer ser funcionario es una ?enfermedad social??. Sin duda es una epidemia causada por la perversa Educación por la Ciudadanía. Si los jóvenes estudiasen religión y siguiesen a Cristo serían todos empresarios.

Luego atacó a los subsidios por desempleo. Aseguró que los trabajadores en paro están a la espera de que ?alguien abra una empresa para que yo pueda encontrar trabajo??, ?como si los trabajos estuvieran ahí siempre en los supermercados??. Considera que España es un pueblo subsidiado, una cultura del subsidio que ha provocado que nos entreguemos a la molicie y que andemos siempre a la espera de ?que me solucionen otros el problema??.

Se olvida monseñor, que no existe en España nada más subsidiado que la Iglesia Católica. Más de 10.000 millones de euros han salido de nuestros bolsillos para acabar en los de la Iglesia. Deje de clamar contra los funcionarios y contra el modelo de protección social. Deje de hacer política. Y sobre todo, deje de tocarnos los subsidios.