Cristianos condenan represión a indígenas en Panamá

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Equipo de Promoción y Animación de Comunidades Eclesiales de Base, EPACEB
Nosotros, cristianos y cristianas de base, rechazamos enérgicamente la acción policial que al amanecer del día del pasado domingo ordenara el Ministro de Seguridad contra los Ngäbe-Buklé que tenían cerrada la Carretera Interamericana en varios puntos de las provincias de Chiriquí y Veraguas.

Con esta acción de presión los indígenas reclamaban la presencia del Presidente de la República para dialogar sobre el cumplimiento de su compromiso de hace un año de prohibir mediante ley las concesiones mineras e hidráulicas en el área comarcal.

Lamentamos la muerte de un dirigente estudiantil universitario de la etnia Ngäbe, el caos producido por las bombas lacrimógenas entre los manifestantes y las familias de los pueblos aledaños, las decenas de heridos, los golpeados, las detenciones arbitrarias, el encarcelamiento de muchos, entre ellos miembros del Sindicato ?nico Nacional de trabajadores de la Construcción, Suntracs, sin el debido proceso, y la conducción de los mismos a los centros penitenciarios de La Joya y La Joyita.

La Biblia nos enseña a amar y cuidar la Creación que Dios ha entregado al ser humano, hombre y mujer, porque en la vegetación, los animales, las aguas, el aire y la tierra está la vida. Hemos de usarla pero no destruirla. De allí que compartimos plenamente las exigencias de esta cultura indígena de rechazar proyectos que son conocidos ampliamente a nivel local y mundial como destructores y mortales para el ambiente.

Es más, el Pueblo Ngäbe-Buklé nos da un ejemplo de conciencia, de lucha y de determinación en defensa de la vida. Defender la naturaleza es defender el entorno que nos da vida.

Ante los dolorosos hechos ocurridos, con mayor razón instamos al gobierno del presidente Ricardo Martinelli a dar un giro a su política y a sus métodos de afrontar los problemas y las necesidades de la población particularmente marginada como la Ngäbe-Buklé, las indígenas en general y los pobres del campo y de la ciudad.

La justicia social, que debe inspirarse en la justicia divina del bien para todos, es un imperativo del proyecto del Reino de Dios que busca construir la Nueva Sociedad. De allí que los gobernantes están llamados y comprometidos a garantizar las condiciones para que todos los panameños y panameñas disfruten de una vida digna.

El Presidente Ricardo Martinelli no tiene otro camino responsable más que abrir con urgencia los cauces para un entendimiento con la dirigencia de la Coordinadora por la Defensa de los Recursos Naturales y Derechos del Pueblo Ngäbe-Buklé y Campesino en condiciones de respeto y justicia. Entre tanto, el gobierno debe abstenerse de agredir a los manifestantes, poner en libertad a los encarcelados, cesar la persecución, esclarecer, investigar y castigar a los culpables de la muerte del dirigente indígena y resarcir a las víctimas.

También, asumir el compromiso de no repetir, por determinados intereses económicos, las repetidas experiencias de agresión a la población indígena Ngäbe-Buklé en años anteriores. No está demás señalar que las mismas políticas de violación a los derechos humanos de los indígenas han ejercido gobiernos anteriores en esta etapa supuestamente democrática después de la Invasión de Estados Unidos a Panamá en diciembre de 1989.

Los cristianos soñamos con el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra que el Señor de la Historia ha prometido.

«Quedarán en el olvido las angustias pasadas»
(Isaías 65, 16b)

Equipo de Promoción y Animación de Comunidades Eclesiales de Base, EPACEB. Panamá,

6 de febrero de 2012.