Durante la legislatura anterior de Zapatero, e incluso la de Aznar, se pudo ver como algunos obispos se dedicaron expresamente a insultar a múltiples sectores sociales. Claro que según ellos no es insultar, es denunciar o decir la verdad. Si a unos se les llama moneda falsa a los matrimonios gays, de otros se dice que por divorciarse sus hijos se volverán unos delincuentes, otros llama bioadúlteros a los padres que se beneficiaron de técnicas de reproducción asistida, y otros tanto tildando de perdidos e inmorales a amplios sectores sociales que no se caracterizan por comulgar con el catolicismo, y así un largo etcétera.
El resultado de tales despropósitos, provocado por una minoría episcopal amante de los micrófonos no se ha hecho esperar.Pienso que mucha gente ha sido paciente, ha guardado y tragado demasiado, y poco a poco van reventando y sumándose al reducido ejercito del laicismo. Son tales las ganas de ciertos sectores eclesiales de ver el laicismo, que con todos sus insultos lo que están consiguiendo es resucitarlo.
Yo creo que se puede discrepar de muchas cosas en esta sociedad, de la constitución por ejemplo. Sin embargo cuando abusas de tu cargo para insultar y sobre ti no cae ningún castigo, terminas levantando el odio sobre ti y sobre la institución que representas. El odio es la fuente que alimenta el laicismo, más vale reducir tensiones, moderarse y no dar motivos para que nadie se ofenda. Moderarse no implica callarse, tampoco implica no expresar la opinión que uno tenga. Moderarse implica decir las cosas pero sin ofender.
No obstante, ya con el clima reinante, me preocupa mucho que ciertamente el laicismo de la segunda república, o algo parecido, vuelva con toda su fuerza a la vida. Hay gente demasiado propensa a dejarse manipular por el odio, por la lucha contra los diferentes que esto podría llevar a la larga a una reducción de las libertades religiosas. Incluso la falta de táctica de los obispos, les ha llevado a ir perdiendo poco a poco las simpatías que tenía en el PP, partido que ve cada vez más a la Iglesia no como un aliado contra la Izquierda, sino ya como un manifiesto estorbo. Cuando no se hace todo lo que dictan los obispos se recibe críticas muy comprometidas por parte de ellos.
Pienso que el grave error de la Iglesia es dejar que se descristianizara la izquierda, y con su pésima gestión lo siguiente que se descristianiza, incluso más rápido que la izquierda (cosa que llevó décadas) es la derecha. Pronto no va a quedar dentro de la política ningún partido político ni ningún aliado que proteja a la Iglesia, pues son tantos los que acaban defraudados y decepcionados con el episcopado, que cuanto más lejos tengan a los obispos mejores resultados electorales obtienen.
Píenselo señores obispos, píenselo muy bien. Hay que moderarse y comunicar mejor, y hay que buscar de qué formas se puede recuperar el terreno social perdido.