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El miércoles pasado dudaba de si ir o no a Navalcarnero, no tenia la cabeza y sobre todo el corazón como siempre, había tenido una conversación en el obispado el dia anterior especialmente compleja y estaba sin muchos ánimos. Pero al final decidí ir como todas las mañanas a ?mi santuario??, a ?mi lugar sagrado?? por excelencia, y una vez más comprobé que ese sí que es un auténtico lugar de presencia de Dios, que en la cárcel de Navalcarnero se llega a tocar con los propios dedos a un Dios desvalido, pobre, necesitado, a un Dios que se muestra cada día y que un dia más se me hizo presente en Mohamed, Monasa como le llaman allí en la cárcel todos.
No tenia ganas de ir porque me parecía que no podía ese dia transmitir una esperanza y una alegría que yo no tenia, y ciertamente a la cárcel de navalcarnero hay que llevar siempre una dosis grande de esperanza y de vida para poder transmitirla. Pero me olvidaba una vez más, primero de la esperanza que Dios pone en mi y segundo del lugar privilegiado donde Dios me ha puesto y me pone cada mañana.
Con ese revuelto de sentimientos, fui como cada mañana a Navalcarnero. Y de nuevo fui a buscar a Mohamed al modulo 4 para darle una tarjeta de teléfono para que pudiera llamar a su familia; Mohamed es un muchacho somalí, acusado de ametrallar un barco español, de ser ?un pirata??, hace unos días que ha tenido el juicio en la audiencia nacional y bueno no tenia dinero para llamar a su familia, había ido varias veces al modulo pero siempre le pillaba en clase de español, aunque tengo que decir que habla español ?casi mejor que yo??. De nuevo este dia fui al modulo y me dijeron que estaba en clase, pero me parecía que habían pasado varios días y necesitaba la tarjeta me atreví a ir a la cultural y llamarlo aunque estuviera en clase. Tuve suerte porque ese dia el funcionario era un hombre genial y me permitió subir a la clase (curiosamente el jueves cuando luego fui de nuevo a buscarle, el funcionario que había no me lo permitió), lo cual también lo visto después como una gracia de Dios. Lo vi por la ventana de la clase y enseguida cuando me vio él a mi, después de pedir permiso a la profesora, salió, y nos fuimos a la clase de al lado. Mohamed, Monasa ,es un hombre delgado, y muy alto, me dio la mano y enseguida nos sentamos.
Le pregunte como estaba y me dijo que como siempre. Saque la tarjeta y le dije que me habían dicho la necesitaba para el teléfono. Enseguida me sonrio y me dijo que ya le había dicho el funcionario que había estado varias veces en los días anteriores en el modulo pero que no había conseguido verlo, y después de la sonrisa enseguida ?gracias??. Yo le pregunté por su familia, que como estaba, que si sabia algo de ellos, y Mohamed al principio como que no contestaba y luego enseguida me dijo que no quería ponerse triste, que no quería hablar de su familia porque todo era muy triste. Yo le pedí perdón por mi intromisión y le acaricié con cariño el hombro para transmitirle animos, y al momento se puso las manos en la cara y rompió a llorar como un niño, me decía que todo era muy triste. Confieso que me quedé como estremecido. Luego me hablo de su familia??
Monasa estaba casado, su mujer murió en un barco, intentando llegar a Europa, y tiene cinco hijos ?que los he tenido que regalar entre amigos y tios porque no podía mantenerlos ni cuidarlos??, yo no tengo nada que ver con lo que me acusan, pero mi país es muy pobre. Intenté consolarlo, tocándole y acariciándole las manos. Me volvió a dar las gracias por la tarjeta porque decía que asi podría llamar y saber como estaban sus hijos. Le dije, también yo con lágrimas en los ojos, que si quería que le trajera sellos y sobres para escribir; ? en mi país no hay correos, me dijo, allí no funciona nada, todos somos muy pobres, y allí no hay nada, no se puede escribir??. Sin saber qué decir, se me paso por la cabeza todo lo que aquí destrozamos, todas nuestras comodidades, todo lo que aquí tenemos, parece casi imposible que alguien diga que en su país no hay correos, para impensable un país asi??
Le pregunte si se podía enviar dinero para sus hijos, le dije que yo había enviado dinero a otros países para las familias que me daban los presos de su trabajo; pero yo no trabajo me dijo, yo no puedo enviar nada. Y sonriendo le dije que no importaba, que si me aceptaba que fuera yo el que enviara dinero a su familia; con lágrimas en los ojos pero con una gran sonrisa de agradecimiento me dijo que por supuesto, que claro que si, que estaba muy agradecido de que lo pudiera hacer. Me dio varios nombres de bancos o algo asi para poder enviarlo y le pedi el teléfono de su hermana, porque le dije ?allí si hablan ingles podre conseguir que alguien que sepa se ponga al teléfono y hable con ella??; pero allí no hablan ingles, me dijo, allí la gente no sabe nada, no han ido a la escuela, y hablan solo el somalí, por eso tu no puedes entenderte con ellos. Y de nuevo me volvió a repetir que allí eran muy pobres, que en su país solo había pobreza, guerra y desastre, y todo esto Mohamed lo expresaba en un perfecto español y eso si, con los ojos llenos de lágrimas.
Y al momento me dijo ?¿puedo darte un abrazo???, y sin decir nada me levante y lo abracé con todas mis fuerzas, yo apenas llegaba porque como digo él es muy alto, pero él también me apretó con ganas, y los dos nos fundimos en un tremendo abrazo de fraternidad, en un abrazo de evangelio, en un abrazo de Dios?? en ese abrazo sentí de nuevo la presencia de Dios, fue reconocer de nuevo la presencia sagrada de Dios en aquel hombre machacado por la vida, por la desgracia, pobre pero lleno de vida, sentí que estaba abrazando a alguien especialmente sagrado y especialmente yo también le quise transmitir con mi abrazo a Mohamed toda la ternura entrañable del Padre Dios??. estuvimos un momento abrazados y por supuesto emocionados, habían callado los labios y solo hablaba el corazón?? después de nuevo me volvió a dar las gracias y para despedirse me cogió la mano, y yo de nuevo le cogi la mano a él y le di un beso en ella, con una sonrisa de oreja a oreja solo pudo decirme, entre lagrimas, gracias.
Cuando Mohamed se marcho y me quedé solo en la clases, me quede sin saber que decir, sentía el corazón lleno y curiosamente la cabeza y el corazón que traia aquella mañana a Navalcarnero inquietos de pronto se me tranquilizaron. Fue un momento especial de presencia, fue un momento especial de gracia, fue un momento de sentir de nuevo que Dios contaba conmigo y me hacia reconocer QUE ERA LO REALMENTE IMPORTANTE. La inquietud de la mañana se había transformado en paz, Mohamed me había dado la paz y me había hecho redescubrir la frescura del Evangelio de Jesús.
Le pedi a Dios por Mohamed, por su familia, por su país, por los pobres, por todos los que no tienen nada pero son capaces de seguir maravillándose de la vida; Mohamed no tiene oro ni plata, ha sufrido mucho pero en él esta presente el mismo Dios. Mohamed no es cristiano, es musulman, pero no importa nada, su Dios y mi Dios son el mismo, porque su Dios y mi Dios es el Dios del amor, es el Dios que quiere que seamos felices, es el Dios de la vida, y da lo mismo como le llamemos o como nos dirijamos a El. Seguro que me unen muchas mas cosas con Mohamed a nivel de fe de las que me unen con muchos cristianos, porque con Mohamed me une su sufrimiento, su vida, y su humanidad, y con otros ?cristianos?? probablemente solo me une el rito. Con Mohamed me une la fe y la vida que en el fondo son una misma cosa, me une que somos hermanos, hijos del mismo Padre, hijos del mismo Dios.
Recogi el cuaderno y con el corazón lleno de esperanza y en el fondo de alegría me sali de la clase y me fui por la M-30, ese largo pasillo inhóspito y largo de la cárcel, hacia la salida. Y di gracias a Dios por todo lo que había vivido en esa mañana, y gracias por la cárcel, por los presos, por el lugar sagrado que cada dia piso. De nuevo me vinieron las palabras de un cura muy amigo mio, nada mas enterarse de que iba a comenzar a ir a la cárcel ?te han puesto en el mejor sitio, te han puesto al pie de los crucificados, y ese es el mejor sitio??, y recordé esas palabras porque ciertamente es lo que alimenta mi vida y mi fe como creyente y como cura, y las recordé porque es asi, las recordé porque en el crucificado Mohamed esta también el resucitado Jesús de Nazaret, las recordé porque en el justo sufriente Jesus de Nazaret, asesinado y machacado, esta también toda la vida machacada y crucificada de Monasa. Y sin duda había estado esa mañana en la mejor iglesia del mundo y había celebrado la mejor eucaristía que podía haber celebrado en cualquier parroquia, Jesús de Nazaret se hizo presente sacramentalmente en el encuentro con Mohamed.
Habia sido una mañana sacramental, y el encuentro con este hombre había sido SACRAMENTO DE LA PRESENCIA DEL RESUCITADO, igual que la presencia de cualquier eucaristía; había sido quizás una eucaristía sin rito, sin misal, sin plegarias eucarísticas romanas hechas por los obispos, sin alba o estola, pero había sido una eucaristía llena de vida; el Maestro había dicho a sus discípulos en aquella ultima cena ?haced esto es memoria mia??, cuando queráis recordarme celebrad la Eucaristia, partir el pan, partir vuestra vida por los demás, y en ese encuentro con Mohamed los dos habíamos sentido la presencia sacramental de Jesus, los dos habíamos experimentado al mismo Dios, no había distinción de ?dioses?? porque el Dios amor se nos había hecho presente, en cada uno de nuestros gesto, en nuestro abrazo fraterno al final??
Ojala que pueda vivir siempre asi en mi vida la presencia de Dios, ojala que siempre descubra que solo puedo ser feliz cuando descubra el rostro de Dios entre los pobres y ojala que descubra que en el rostro de tantos crucificados como Mohamed esta también el rostro de Jesus de Nazaret y que cada vez que limpio su rostro, como la Verónica, descubro el rostro de Dios.
De nuevo la palabras de San Romero de América: ?Hay un criterio para saber si Dios está cerca de nosotros o esta lejos. Todo aquel que se preocupa del hambriento, del desnudo, del pobre, del desaprecido, del torturado, del prisionero, de toda esa carne que sufre, tiene cerca a Dios??, y por desde luego que esta mañana, en ese rato, he sentido muy cerca a ese Dios del que tanto hablo Monseñor Romero y por el que dio la vida.
Ojala descubra que ese Dios cuenta siempre conmigo, que ese Dios cercano y misericordioso esta a mi lado, acompaña mi caminar, que ese Dios cuenta siempre conmigo para ?? seguir abrazando a Mohamed y a todos los crucificados de Navalcarnero.
Fuenlabrada 3 de Noviembre de 2013