Protesta ante el Nuncio de El Salvador por el premio de la Paz 2.008 al Presidente de El Salvador

0
61

?Desde la primera evangelización hasta los tiempos recientes, la Iglesia ha experimentado luces y sombras. Escribió páginas de nuestra historia de gran sabiduría y santidad. Sufrió también tiempos difíciles, tanto por acosos y persecuciones, como por las debilidades, compromisos mundanos e incoherencias, en otras palabras, por el pecado de sus hijos, que desdibujaron la novedad del Evangelio, la luminosidad de la verdad y la práctica de la justicia y de la caridad. Sin embargo, lo más decisivo en la Iglesia es siempre la acción santa de su Señor??.
Aparecida No.5.

Excelentísimo y Reverendísimo
Monseñor Luigi Pezzuto
Nuncio Apostólico de El Salvador
Presente.-

Excelencia:
Quienes abajo firmamos, pertenecientes a organizaciones y comunidades de la sociedad salvadoreña, queremos expresar nuestra profunda preocupación e indignación, ante la decisión de la Fundación Católica Path to Peace (?Sendero para la Paz??) de otorgar, este día, 10 de junio, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, el premio denominado ?Sendero para la Paz 2008??, al Presidente de la República de El Salvador, Señor Elías Antonio Saca González, en reconocimiento ?a su contribución al desarrollo de la paz en los ámbitos nacional e internacional??1, conforme se lee en el anuncio oficial.

Según se ha conocido, la Fundación Sendero para la Paz asume como méritos del Presidente de la República de El Salvador que ?una de las primeras acciones como Presidente fue designar un Comisionado que creó un grupo que incluyó a representantes de todos los partidos políticos para debatir y buscar soluciones a las cuestiones de interés nacional. ?l también introdujo reformas legales relacionadas con el sector judicial con el objeto de reducir la delincuencia, aprobó una reforma fiscal y trazó el mapa de pobreza que identifica las áreas de extrema pobreza en orden a trabajar por su erradicación??2.

Como parte de la sociedad salvadoreña y perteneciendo muchos de los y las firmantes a la Iglesia Católica, NOS PREOCUPA grandemente, que una Fundación con vínculos muy estrechos con el Estado del Vaticano y cuyo Presidente es el Arzobispo Monseñor Celestino Migliore, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), reconozca ante el concierto de Naciones méritos inexistentes en la figura del Presidente de la República de El Salvador.

La condecoración otorgada está basada en logros no obtenidos por el Mandatario salvadoreño, ya que las políticas públicas implementadas durante su administración han profundizado la desigualdad, la exclusión y el empobrecimiento de muchas familias salvadoreñas o la precarización de sus condiciones de vida, forzándolas a emigrar al extranjero en búsqueda de las oportunidades que no encuentran en su patria. Al mismo tiempo, persiste un ambiente generalizado de inseguridad, impunidad que, inclusive, se ha constituido en uno de los más importantes obstáculos para la inversión, nacional y extranjera, identificados por la misma empresa privada en el país.

Dicho panorama nada alentador, se encuentra sustentando en informes y recomendaciones de prestigiosas entidades internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como en importantes encuestas y estudios de opinión que expresan la preocupación de buena parte de la población salvadoreña por su maltrecha situación de vida y por el grave estado de criminalidad y violencia que afecta a El Salvador; situaciones que se han colocado, de manera reiterada durante toda la gestión del Presidente Saca, como sus problemáticas más sentidas e irresueltas.

Los estudios referidos han coincidido, sin excepción, en que las remesas familiares, producto de la masiva emigración de salvadoreños y salvadoreñas, han sido realmente, más que las políticas sociales recientes, el vector principal que explica la reducción de las cifras oficiales de pobreza, las cuales se elevan significativamente al eliminar el impacto socioeconómico de aquéllas en el nivel de ingresos y bienestar de los hogares. A ello se suma la falta de robustez y credibilidad del método para la medición del fenómeno de pobreza del ingreso, señalada también, de manera insistente, por el PNUD en El Salvador, por no corresponderse con los efectos del proceso inflacionario experimentado en El Salvador en los últimos años, y por basarse en criterios claramente insuficientes y discriminatorios para la población rural en la composición de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que sirve de parámetro para su estimación.

Por su parte, las medidas fiscales implementadas durante la administración del Presidente Saca González han tenido como supuesto y consecuencia profundizar el carácter regresivo de la política tributaria, al descansar la principal fuente de los ingresos públicos en un impuesto indirecto ?el Impuesto al Valor Agregado (IVA)?, que grava con una tasa fija del 13% las transacciones de todos los salvadoreños y salvadoreñas, independientemente de su nivel de ingresos, incluyendo los productos de la Canasta Básica Alimentaria y los medicamentos, aún en la actual situación de elevado encarecimiento de los alimentos y de otros productos de primera necesidad. La insuficiencia de la denominada ?reforma fiscal?? del Mandatario encuentra como corolario uno de los más bajos niveles de gasto público social en América Latina, estimándose el de nuestro país en cerca de 8 puntos porcentuales menos que el promedio regional, según el PNUD y la CEPAL.

Durante los cuatro años de gestión del Presidente Elías Antonio Saca González se constata un notable incremento de la delincuencia. En 2003, el promedio diario de homicidios fue de 6.4, 36 por cada 100 mil habitantes, elevándose a 10.76 por día y a 55 por cada 100 mil habitantes, tres años después (2006). Para 2007, la disminución no ha sido significativa ni ha alcanzado, siquiera, las cifras del año 2003. Más aún, a partir de 2004, El Salvador se convirtió en el país más violento de la región centroamericana y República Dominicana, a pesar de contar ?excepto por Belice? con el número más elevado de policías (33) por cada 100 mil habitantes. La cantidad de homicidios registrados en 2003 fue del orden de los 2 mil 388, mientras que, sólo entre enero y abril de 2008, se contabilizaron 1,023 asesinatos3.

Frente a esta realidad, el Gobierno de El Salvador, ha desarrollado diferentes planes antidelincuenciales que, además de inefectivos, han significado retrocesos en las garantías constitucionales y no han combatido las causas principales de la criminalidad, tal y como lo demuestran estudios relacionados auspiciados, por ejemplo, por el PNUD. Pese a ello, a través de su Ministerio de Seguridad y Justicia, el Gobierno del Presidente Saca González habría propuesto reformas al Código Procesal Penal que han sido adversadas por operadoras y operadores judiciales y entidades especialidades en la materia, por insistir en la vulneración de derechos constitucionales vigentes, así como por atentar contra el equilibrio del poder del Estado al restar competencias al sistema de justicia y trasladarlas a la esfera de la Fiscalía General de la República o del Ejecutivo, a través de la ampliación de competencias a la institución policial nacional.

Por todo lo anterior, LAMENTAMOS que tan emblemática entidad de la Santa Sede, con el premio otorgado al Presidente Elías Antonio Saca González, haya desconocido el compromiso de la alta jerarquía católica latinoamericana, reunida en Aparecida, Brasil, en mayo de 2007, en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en el sentido de reafirmar la vigencia y dar continuidad a los principios inspiradores de las conferencias precedentes, entre los que destacan la búsqueda de la justicia social, la paz fundamentada en la verdad y la opción preferencial por las y los pobres en los países del continente, así como de aplicar el método privilegiado en América Latina de ver, juzgar y actuar para ?contemplar a Dios con los ojos de la fe??a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia?? (Aparecida 16, 19, 31, 32, 385, 391, 395, 399, 542 y 546).

En congruencia con este espíritu, los Obispos latinoamericanos afirmaron que, como discípulos de Jesucristo, la interpelación a discernir los ?signos de los tiempos??, a la luz del Evangelio, es imprescindible ante la difícil realidad de nuestros pueblos y en función de la vida a plenitud anunciada por Jesús (Aparecida 33). Informarse, expresaron, es uno de los más importantes imperativos en este sentido (Aparecida 36).

Afirmar, entonces, por ejemplo, que el Presidente Saca González, con el Mapa de la Pobreza ha pretendido erradicar la pobreza en El Salvador resulta en una grave ligereza y un dato insostenible, incluso, consultando la información oficial que define al programa resultante de ese instrumento, Red Solidaria, como un esfuerzo por ?contribuir en la mejora de los indicadores de desarrollo humano y de las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Específicamente contribuirá en mitigar la pobreza extrema y el hambre, mejorar la tasa de desnutrición global en menores de cinco años, lograr la enseñanza primaria universal, reducir la mortalidad materna y en menores de cinco años, y promover la igualdad entre sexos y autonomía de la mujer??4.

De ahí que, de manera acertada y pertinente, en sus Observaciones Finales al Gobierno de El Salvador, en noviembre de 2006, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, expresó que: ?Aunque observa que el Estado Parte ha tomado algunas medidas para combatir la pobreza tales como el mapa de pobreza, y una serie de planes de acción dirigidos a sectores específicos de la población, el Comité deplora la gran desigualdad en la distribución de la riqueza en El Salvador y que la polarización entre ricos y pobres tiende a acrecentarse. Al Comité le preocupa también la desigualdad que existe entre las zonas rurales y urbanas, especialmente en cuanto a servicios médicos, educación, salarios y la calidad de la canasta básica??5.

Los Obispos latinoamericanos fueron enfáticos al afirmar: ???las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, contradicen este proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida. El Reino de vida que Cristo vino a traer es incompatible con estas situaciones inhumanas. Si pretendemos cerrar los ojos ante estas realidades no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la muerte???? (Aparecida 358).

El otorgamiento de este reconocimiento se presenta en medio de una coyuntura electoral en nuestro país, caracterizada por una elevada polarización política y la prevalencia de propuestas propagandísticas que no aportan a la solución efectiva de las problemáticas más sensibles de la población salvadoreña, especialmente de la más vulnerabilizada en sus condiciones de existencia y bienestar. Situación en la que ha tenido especial responsabilidad la actuación del Mandatario Saca González quien, junto a varios de los miembros de su Gabinete de Gobierno, se han desenvuelto, a lo largo del período presidencial, como funcionarios gubernamentales y, simultáneamente, dirigentes al más alto nivel, de su partido político. Hasta hace dos meses, Elías Antonio Saca González, era Presidente de la República de El Salvador y, a la vez, fungía como presidente de su partido, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), presentándose ante la Nación sin distingo de ambos cargos.

En el contexto de la campaña electoral adelantada que ya vive El Salvador, no nos cabe duda que el referido reconocimiento que la Fundación Sendero para la Paz ha decidido otorgarle al Presidente Saca González será ampliamente manipulado para posicionar, indebidamente, al partido político en el Gobierno en las próximas elecciones legislativas, municipales y presidenciales, a celebrarse en enero y marzo del año 2009; de manera que, con su actuación, la Fundación se habrá prestado a una grave contradicción con la exhortación que le hiciera a la Iglesia su Santidad Benedicto XVI, en su discurso inaugural en Aparecida, en el sentido de que no perdiera su independencia y autoridad moral ?identificándose con una única vía política y con posiciones parciales opinables. La Iglesia ?advirtió? es abogada de la justicia y de los pobres precisamente al no identificarse con los políticos ni con los intereses de partidos??.

Con base en lo expuesto Distinguido Señor Nuncio Apostólico de El Salvador, hacemos de su conocimiento nuestro total desacuerdo con el reconocimiento con el que la Fundación Sendero para la Paz ha pretendido distinguir al Presidente Saca González, por resultar incongruente con una lectura profética de la realidad salvadoreña y no ajustarse a los cánones establecidos por la Doctrina Social y el Magisterio de la Iglesia, en lo que los Obispos latinoamericanos llamaron la Misión de los Discípulos al servicio de la Vida Plena (Aparecida, Capítulo 7, Tercera Parte). Al mismo tiempo, le solicitamos, de la manera más respetuosa, que traslade esta comunicación a la representación de la Santa Sede en Naciones Unidas.

San Salvador, El Salvador, 10 de junio de 2008.

CC.
Excelentísimo y Reverendísimo Monseñor Celestino Migliore
Observador Permanente de la Santa Sede en la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
y Presidente de la Fundación Sendero para la Paz
Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES)
Excelentísimo Cuerpo Diplomático acreditado en El Salvador