Mis primeas impresiones sobre el nuevo papa son agridulces. Positivas por una lado, negativas por otro.
Positivas.
Me ha parecido muy bien que sea latinoamericano. Porque ya era hora que del continente donde hay más católicos, pudiera salir elegido-¡por primera vez!- un papa.
Pero sobre todo lo que más me gusta de Francisco es su sencillez. En Buenos Aires, vivía en un piso, no en un palacio episcopal. Parece ser que le gusta la cocina y que él mismo se hacía la comida. Es una persona cercana a los pobres y es más pastor que intelectual, aunque , por su formación jesuítica tiene también una excelente preparación.
Ha aparecido de modo sencillo, sin esas ornamentas tan lujosas de sus predecesores. Ha tomado el nombre de Francisco, que supongo será por San Francisco de Asís, el santo humilde y sencillo, amigo de pobres y amante de la naturaleza. Apareció con una sobria cruz de madera sobre su pecho. Antes de dar la bendición al pueblo, ha pedido al pueblo que ore por él. Se ha presentado como el obispo de Roma.
Con su nombramiento se ha evitado que salieran elegidos otros «papables» de la curia romana, europeos, mucho menos sensibles a la sencillez que este papa parece tener en su estilo de vida ( desde luego evangélica) y mucho más dados a las intrigas palaciegas de quienes se aferran al poder.
De momento, éstas son mis sensaciones positivas.
Pero….tengo otras sensaciones negativas.
No me gusta nada que, según algunas informaciones, apoyara a la dictadura de Videla.Ya se verá si estas informaciones que circulan por todo el mundo se confirman o no.
Tampoco me gusta de él sus posiciones de moral tradicional en temas como el aborto y los matrimonios homosexuales. Tuvo expresiones demasiado duras cuando el gobierno argentino sacó la ley del matrimonio homosexual.
Doy por supuesto que en temas de moral y no sé si también en teología, mantendrá, como parece, posiciones muy tradicionales. Creo que los tiempos que corren no están para seguir enrocándose en posiciones numantinas, sino para afrontar con valentía los grandes retos que hoy tiene el Mundo y la Iglesia.
De todos modos, si a los políticos le damos 40 días de confianza, a este papa, que afronta problemas muy graves en estos momentos, tendremos que darle también un tiempo para ver no lo que vaya diciendo, sino sobre todo, lo que vaya haciendo.