La Casa de la Cultura de Padróns se quedó pequeña para acoger a los más de 150 personas que se reunieron ayer para seguir una misa grabada en la televisión. La reunión continuó con una chocolatada, la actuación de un coro que interpretó varios villancicos y del grupo de gaitas de la parroquia. En este ambiente festivo los vecinos volvieron a recordar la desaparición de parte de las joyas de la casa rectoral, unos hechos de los que responsabilizan al párroco.
Por su parte, el portavoz del Obispado manifestó que la situación que vive en esta parroquia de Ponteareas posiblemente ‘se tratará en una reunión entre el obispo y los sacerdotes de las parroquias cercanas para encontrar una solución’. Además, también manifestó que la celebración de las misas, interrumpidas en el mes de diciembre tras las primeras protestas vecinales en el atrio de la iglesia, se podrán reiniciar ‘cuando se alcance el ambiente de respeto necesario para el culto así como del clima de libertad que permita a todos los vecinos optar por asistir a la misa o no’. Las mismas fuentes apuntaron que algunos fieles de Padróns han asistido a las misas celebradas en localidades cercanas ante la imposibilidad de hacerlo en la iglesia de la localidad, que ayer volvió a permanecer con las puertas cerradas.
El párroco, Jesús Carrera, llegó ayer sobre las once y veinte de la mañana a la población pero sin llegar a entrara en la iglesia, según los vecinos.
Mientras, en la Casa de la Cultura el acto continuaba con la presentación del grupo de gaitas. Un hombre con el micrófono en la mano recordaba a todos los presentes que este año serán recuperadas las fiestas patronales de la parroquia y que serán ‘las más sonadas de la historia’ ya que ‘estamos en el inicio de una nueva etapa’. Al igual que este representante vecinal, algunos de los presentes dejaban patente que la desaparición de las joyas ha permitido ‘unirnos todavía más’ y que no piensan regresar a la iglesia ‘mientras siga ese cura’, según aseguraba Angel Codeseda, de 74 años. Junto a los feligreses de Padróns, otros procedentes de Pazos, Fozara y otras aldeas apoyaban la protesta.
‘La cadena de oro la donó mi madrina por una promesa’
‘No estoy enfadada, estoy dolida’, explica Marga, la ahijada de la mujer que según recuerda ‘donó la cadena de oro de 1,97 metros que llevaba siempre la imagen de la virgen en las procesiones’. La cadena fue donada por su madrina ‘para cumplir una promesa. Su marido estaba enfermo, muy grave, y ella dijo que si se salvaba le daba aquella joya a la virgen’. Durante años ‘lo tuvo en depósito mi abuelo y ahora desapareció’.