PADRE NUESTRO. LUCAS 11, 1-13. Franz Weiser (Perú)

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Lucas 11, 1-13
Una vez estaba él orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió:
-Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó á sus discípulos. ?l les dijo: -Cuando oréis, decid:

«Padre, proclámese ese nombre tuyo, llegue tu reinado; nuestro pan del mañana dánoslo cada día

y perdónanos nuestros pecados, que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro,

y no nos dejes ceder a la tentación».

Y añadió:

-Suponed que uno de vosotros tiene un amigo, y que llega a mitad de la noche diciendo: «Amigo, préstame tres panes, que un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle». Y que, desde dentro, el otro le res­ponde: «Déjame en paz; la puerta está ya cerrada, los niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme a dár­telos». 0s digo que, si no se levanta a dárselos por ser amigo suyo; al menos por su impertinencia se levantará a darle lo que necesita.

Por mi parte, os digo yo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama le abren. ¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una cule­bra? o, si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán? Pues si vosotros, aun si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!

Comentario

?El Padre Nuestro no es una oración para recitar de memoria; de hecho, hay dos versiones en los evangelios (véase Mi 6,9-15); el Padre Nuestro es un modelo que nos ofrece Jesús para que sepamos a quién nos dirigimos, qué podemos pedir y cómo debe­mos hacerlo. (R. J. García Avilés)??

Primero Jesús quiere activar nuestra total confianza en un Dios al que se puede aplicar la metáfora padre, un padre como lo presenta en la parábola del hijo pródigo, un Padre que refleja el espíritu de Jesús mismo. Un Dios que desea gobernar, establecer un ?reino?? de fraternidad, de justicia y de libertad. Un Dios para toda la humanidad para que haya paz y bienestar. Jesús nos invita pedirle a Dios para que venga este reino, para que no perdamos la ilusión de un mundo diferente.

También podemos pedir lo básico para nuestra existencia, el pan de cada día. La multiplicación de los panes para que nadie sufra hambre. La generosidad de compartir y agradecer lo mucho que ya disfrutamos.

Hay un pedido condicionado, pero de gran alivio, para que nadie tenga que vivir angustiado y con ánimo de culpabilidad: Perdónanos nuestro desamor (los pecados), así como nosotros perdonamos a los que nos hicieron daño. Es decir: Con la misma medida con que medimos, Dios nos mide. Se entienda, perdonar a los que reconocen su falta y tengan la voluntad de enmendarla en lo posible y a la medida de nuestra generosidad.

¿Qué pedirle a Dios? En otra oportunidad Jesús dijo: Cuando recen, no hagan muchas palabras. Dios sabe ya de antemano lo que nos hace falta, lo sabe mejor que nosotros mismos. Al final hay una frase sumamente significativa: Pues si vosotros, aun si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden! Si le pedimos que nos dé su espíritu, nunca se nos negará. Y, si tenemos Espíritu de Dios, él nos dará claridad acerca de lo que más nos conviene para ser felices.

(Texto enviado directamente por el autor)