El pasado miércoles recibí un correo electrónico muy especial. El remitente era Teófilo Nieto, un cura diferente. Y cuando digo «diferente» es porque, según me cuentan varias voces y yo mismo he podido comprobar sobre el terreno, Teófilo está comprometido con las tierras de Aliste a través de muchas actividades que van más allá de los oficios religiosos y muy preocupado también por la situación actual de la Iglesia y de la sociedad española. Conocí a Teófilo hace unos años cuando el amigo Alejandro Lobo nos invitó a los dos a uno de los programas sobre la Semana Santa que Televisión Zamora emitía desde la iglesia de la Encarnación. Pues bien, la sorpresa del correo de Teófilo estuvo provocada por el contenido de un manifiesto elaborado por «Redes Cristianas», una plataforma que agrupa a varios colectivos cristianos con ganas de una Iglesia distinta. Cuando leí el texto, pensé: «Esta es mi Iglesia».
El manifiesto arranca con un recorrido por varios lugares donde la dignidad del ser humano está siendo humillada, entre otras razones por «los destrozos que la lógica del capital y del mercado está causando en el planeta y en la mayoría de la humanidad». Algunos de sus efectos más visibles aparecen en fenómenos como el empobrecimiento y la inmigración, la crisis de las familias y de la misma sexualidad de las personas. El texto, sin embargo, va mucho más allá y contiene reflexiones -críticas, sinceras y muy valientes- sobre los obispos, la legalidad y las formas en la Iglesia, los movimientos de base, la sociedad civil que está en el fácil acomodo al capitalismo, la sociedad que está en la búsqueda de alternativas y los creyentes que andan buscando el encuentro entre las religiones.
Pero lo que más me ha impactado del texto son algunas frases y expresiones. Por ejemplo, cuando de los obispos se dice: «Admiro el celo que despliegas en mantener las tradiciones milenarias del pasado, entre las cuales está la memoria de Jesús. Pero tengo en contra de ti que has dejado de seguirle en su vida de servicio y has emprendido una carrera por conquistar el poder a cualquier precio». O de la enseñanza: «Tu legalidad raya frecuentemente con la injusticia. Por ejemplo, cuando en la enseñanza defiendes esa tercera vía, la concertada, que se financia con fondos públicos y no sirve justamente para todos». O de la Iglesia de base: «Debes reconocer con humildad tu fracaso histórico». O del capitalismo: «A tus poderes fácticos, que manipulan como siempre en la tramoya, no les importa demasiado la otra sociedad que excluyen del mundo y que es actualmente mayoritaria». O de la sociedad: «Me entristece ver cómo en estos momentos estás siendo timorata y acomodaticia».
Les recomiendo que lean el manifiesto y saquen sus propias conclusiones. A mí me ha levantado el ánimo. Porque yo sigo pensando, como muchos, que todavía otra Iglesia es posible.