OBISPOS VERSUS TEOLOGOS

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Del Blog de Julio Asterio
Según recogen prácticamente todos los medios el último documento de los Obispos, la instrucción pastoral ?Teología y secularización en España??, culpa a los teólogos más críticos y a los medios de la imagen de disensión interna de la Iglesia que falsamente se ofrece. Es entre los números 48 y 51 donde más propiamente se recoge esta apreciación. Lógicamente el documento es mucho más amplio (69 números) recogidos en unas 26 páginas y necesitará de una mayor atención y pormenorizada lectura. Pero, aunque sea de forma somera y sin un análisis profundo de su contenido, algo sí que podemos comentar, al menos, sobre la polvareda mediática que ha comenzado a levantar.

Recuerdo de mis comienzos en los estudios de Teología que siempre se solía presentar esta materia como una ?ciencia?? que abría caminos a la reflexión y que ofrecía pistas a la evolución del Dogma y del Magisterio de la Iglesia. Ello producía, con cierta lógica, una cierta tensión entre lo que la Iglesia cree y algunas ideas y sugerencias nuevas que el pensamiento y la experiencia de Dios y de la Iglesia aportan. La misma tensión que podemos contemplar en tantas cosas de la vida entre el cómo son las cosas y cómo algunos las pueden ver dentro de una cierta evolución.
El problema es cuando esa tensión lógica y diría que incluso sana, que beneficia tanto a la teología como al propio Magisterio de la Iglesia, cambia de tono y se convierte en una crítica poco constructiva, en un enrocamiento de posiciones y en un abierto disenso donde resulta difícil conciliar la reflexión con el dogma.
Todos tenemos experiencia de lo que en esos números de la instrucción pastoral los obispos recogen: hay en ocasiones una crítica a la ?oficialidad?? de la Iglesia que parece estar presentando la misma en dos niveles, uno más conservador e intransigente (el de la Jerarquía) y otro mucho más liberal, humano y tolerante (el de los grupos más críticos).
Que los Obispos denuncien esta realidad no sé por qué produce tanta extrañeza cuando es una realidad fácilmente palpable. Lo que si puede causar sorpresa es que en esta ocasión hayan abordado esta cuestión con la claridad que lo hacen.
Discrepar en lo accesorio, en las formas o en ciertas materias discutibles, no es el problema. Este surge cuando la discrepancia llega a lo fundamental, cuando se pone en duda la resurrección de Jesucristo o la misma Eucaristía y hablamos de ello como algo simbólico o cuando, en otro orden de cosas, la discrepancia es tal que acabamos diciendo cosas contrarias que, lógicamente, desconciertan a los fieles.
De lo que ya tengo mis dudas es de que la presunta mala imagen de la Iglesia venga motivada por esta tensión con la teología o con algunos grupos que se identifican como vanguardia eclesial. Algo de autocrítica también debemos de hacer y reconocer ahora, no después de muchos años, que a veces no sabemos o no nos esforzamos lo suficiente es mostrar la realidad de lo que la Iglesia significa y por ello la imagen que se percibe es distorsionada y circunstancial.
Hay que aliviar disensos internos en esa tensión entre el Magisterio y la Teología pero también hay que mejorar la forma que tenemos de presentar, vivir y hablar de la Iglesia que decimos amar y en la que vivimos nuestra fe.

?Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo?? (Salmo 64)