Pedro Zabala, un cristiano militante de Logroño, me envía unas reflexiones A propósito de la nota de la comisión permamente de la comisión episcopal española ante las eleciones generales de 2008. Ellas nos pueden ayudar a reflexionar mejor sobre el tema, desde la perspectiva de un seglar, que no es teólogo, sino abogado y profesor universitario, obvervador de la situación de la Iglesia Española. Una semblanza suya con referencia a otros trabajos en http://www.errioxa.com/3_personajes/4_1_varios/zabala_sevilla.htm Gracias Pedro. Todo lo que sigue es tuyo.
Introducción
Una lectura atenta de esa Nota, obliga a reconocer el loable propósito explicitado que ha guiado la redacción de la misma: ?ofrecer a los católicos y a todos los que deseen escucharnos algunas consideraciones que estimulen el ejercicio responsable el voto??. Piden ?libertad y respeto para proponer libremente nuestra manera de ver las cosas, sin que nadie se sienta amenazado ni nuestra intervención sea interpretada como una ofensa o como un peligro para la libertad de los demás??
Quien tiene derecho a proponer libremente una cuestión, tiene también el deber de escuchar, con el mismo respeto que exige, las respuestas que pueda suscitar su proposición. También cuando las contestaciones llegan desde el interior de la Iglesia, desde la postura de laicos adultos, comprometidos en la evangelización de la sociedad, en la doble vertiente de cristianos y ciudadanos. Desde esta lealtad y espíritu fraterno surgen las siguientes precisiones:
Precisiones
1ª La orientación del discernimiento moral mana del análisis de la realidad antes de confrontarla con reglas éticas. Y hoy la realidad es cada vez más compleja, de ahí que no exista una visión única de la misma, sino varias, nacidas desde diversos ángulos de mira, prejuicios e intereses. Para alcanzar una perspectiva más global se impone un diálogo sincero entre las diversas versiones parciales de la misma.
2ª En la Iglesia española se da un pluralismo inmenso, nacido en gran parte de esa multiplicidad de visiones de la realidad. ¿Por qué se elige como expresión total del Pueblo de Dios sólo una de ellas?. ¿Creen nuestros pastores que con eso se promueve la unidad interna o se agudizan las grietas visibles que nos separan?. ¿Por qué los laicos somos excluídos del análisis público de nuestra realidad social?. Somos primordialmente nosotros los que la conformamos y sufrimos directamente.
3ª La política es el arte de lo posible. Ya decían nuestros clásicos que los legisladores no pueden imponer todo el bien ni prohibir todo el mal. El arte de la prudencia política obliga a no quemar etapas intermedias para alcanzar el bien común. El acierto o desacierto en la lección de los medios lícitos es también un juicio político y no moral.
4ª Debemos ejercer una sana autocrítica. Los cristianos hemos cometido graves violaciones de derechos humanos y hasta anteayer nos opusimos a su implantación. Toda arrogancia nos está vedada, pues. Y quien se niega a admitirlos en el interior de su casa no está muy legitimado para dar lecciones a los demás.
5ª No podemos imponer nuestras convicciones morales a la sociedad. E imposición es presentar como regla objetiva y universal la convicción de que hay vida humana desde la concepción o hacer juicios morales sobre la eutanasia, obviando que la muerte en muchos casos no es hoy natural sino medicalizada. Alegar que la introducción en el ordenamiento jurídico de otras figuras de unión contribuye a desestabilizar la familia es tener muy poca confianza ella y desconocer las grandes mudanzas que ella ha experimentado a lo largo de la historia.
6ª Tampoco parece ser un juicio moral objetivo la crítica al sistema actual de enseñanza de la religión en la escuela pública y de la Educación para la Ciudadanía. Mal se puede promover un gran pacto de Estado sobre la materia cuando se descalifica a la FERE y sus acuerdos con el Ministerio sobre esta última signatura.
7ª La condena del terrorismo es plausible, pero no se comprende que se extienda a la interlocución con esas organizaciones asesinas. Es una cuestión de prudencia política. Y se aviene mal con las frecuentes intervenciones mediadoras que personajes e instituciones eclesiales han hecho y siguen haciendo en todo el planeta.
8ª No deja se ser una muestra de ambigüedad y contradicción la admisión de la legitimidad de posiciones nacionalistas no violentas y la defensa moral de la unidad española. ?ste es un terreno puramente partidista en el que, respetando los derechos humanos, no podemos intervenir como tal Iglesia.
9ª Contrasta con el tono exigente de la casi totalidad de la Nota el estilo de recomendación que se hace al final en orden a la situación de personas marginadas. Falta una clara denuncia de la injusticia del sistema capitalista que crea esas situaciones y una llamada a no inclinar el voto por los partidos que lo apoyan.
10ª ¿Es de extrañar que, a pesar del propósito manifestado, la mayoría social lo haya interpretado como una sugerencia para votar a un partido concreto?