No son antagonistas del Papa, pero algunos lo parecen -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Acaba de afirmar el futuro e inminente cardenal Gerhard Müller, en una entrevista con la agencia alemana Kathpress, que no es ?el antagonista conservador del Papa??. Y seguro que si selo preguntásemos a monseñor Martínez Camino, ex portavoz de la CEE, y actual obispo auxiliar de Madrid, lo negaría también. Pero ambos han hecho unas declaraciones que, coincidiendo con la ?actual?? doctrina del Magisterio de la Iglesia, no se casan ni bien ni mal con el estilo de Francisco. Y digo y señalo ?actual??, en lo del Magisterio, porque, quieran o no algunos jerarcas de la Iglesia, el único magisterio inamovible es el definido como dogma, y solo acontece en los asuntos graves de la Revelación referentes a la salvación de l s hombres.

Y ahora vayamos a las declaraciones a las que me refiero. El Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Müller, ha afirmado, refiriéndose a las mujeres y a los laicos en la Iglesia, y negándoles la posibilidad de presidir Congregaciones romanas, que ?el poder jurisdiccional está en manos de ministros ordenados». Como los ministros ordenados solo pueden ser varones, de una tacada se aparta a los laicos, mujeres o hombres. Pero el flamante prefecto alemán se olvida de una cosa importantísima, él, y otros altos prelados de la jerarquía eclesiástica: que Jesús no dijo nada de ?jurisdicción??, que posiblemente se hubiera quedado perplejo ante alguna pregunta referente a tan abstruso tema, y que, por lo tanto, los discípulos que ?l mandó, con delegación expresa, al mundo, para evangelizarlo e introducirlo en la dinámica del Reino, tienen el poder, igual que usar el concepto de jurisdicción, o definirlo, o regularlo, cambiarlo cuando el cambio se presente como más acorde con el Evangelio, y sea mejor para el conjunto de la Iglesia.

No vayamos a caer, ¡que ya lo hemos hecho a menudo en la historia de la Iglesia, en el reproche de Jesús a los sumos sacerdotes, y escribas, y fariseos de que ?anuláis la Palabra de Dios con vuestras tradiciones??. Leyendo, y analizando, sinceramente, las palabras del Maestro en el evangelio, sobre el sentido de la autoridad como servicio, y con la advertencia de que ?entre vosotros no sea así??, como pasa con los gobernantes del Mundo, todo el aparato burocrático, institucional y jurisdiccional dela Iglesia, que no el estrictamente sacramental, y éste en la justa y mínima medida de lo que hizo el Señor, puede ser creado, instituido, retocado o anulado, por el poder delegado con que Jesús dotó a la Iglesia.

Y antes de comentar las palabras del obispo Juan Antonio Martínez Camino me gustaría comentar algo que muchos de nuestros jerarcas parecen olvidar en los que se refiere al Magisterio de la Iglesia. Ya he recordado más arriba que el verdaderamente inamovible es muy pequeño, y referente a temas decisivos para la Salvación del hombre. Eso por un lado. Por otro, los obispos, y el Papa, como signo de comunión de los mismos, tienen el carisma del ?discernimiento??: 1.m. Juicio por medio del cual percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas: (en esta materia no es fácil el discernimiento entre lo práctico y lo puramente teórico). El discernimiento, por tanto, no discurre solamente sobre el contenido central de una enseñanza, en el caso del Magisterio, sino también, y esto es fundamental, en la oportunidad, importunidad, utilidad, necesidad, imprudencia, en lo tocante al momento y a al contexto en el que se manifiesta ese contenido.

Martínez Camino ha recordado, en Valencia, en una charla anterior a su conferencia «Testimonio de los cristianos en el mundo» en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Valencia, que «Quienes colaboren en un aborto tienen excomunión ipso facto», o, también que, a su juicio, una mujer que ha sido violada tampoco debe poder abortar «porque ser objeto de una injusticia no justifica cometer otra». La primera afirmación está conforme con el Magisterio de la Iglesia, pero, pregunto, ¿es prudente, oportuna, y leal, cuando el papa Francisco afirmó que, aunque sean verdades del Magisterio, y no las neguemos, no podemos estar siempre con ellas como proyectiles contra la gente, dándoles pesadamente la vara?

Y en lo referente a las mujeres violadas, recordaré a monseñor dos cosas: A), los libros de Teología Moral que estudiábamos en los años sesenta, en seminarios católicos, (yo estudié con el texto del padre Zalba, s. j.) afirmaban que una mujer violada se podía defender de un injusta agresión, y que el agresor se podía entender del violador, o del feto, inocente, pero injustamente asentado en su vientre. Y B), no condene tan inmisericordemente a sus colegas, obispos africanos, que, en las guerras tribales de sus países, en el caso de religiosas violadas, se les permitió, a las que así lo desearon, acudir al aborto, levantándoles, previamente, todo carácter de pecado, y, por supuesto, la excomunión).