Grietas en el muro XXXI: SaóPrat, una empresa de inserción donde los jóvenes recuperan el protagonismo -- Pilar Ángel/SaóPrat

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Cristianismo y justicia

Una cuarentena de jóvenes pasan cada año por la empresa SaóPrat. Tienen entre 16 y 22 años y están en riesgo de exclusión social. Todavía no han encontrado un lugar ni en el sistema educativo ni el productivo y les han hecho creer que no pueden aportar nada a la sociedad. En SaóPrat primero reciben formación y, una vez han adquirido los conocimientos necesarios para trabajar, se les hace un contrato remunerado a tiempo parcial.

El aprendizaje es doble: no sólo ganan unas capacidades, sino que además tienen la oportunidad de descubrir cómo es el mundo laboral, de entrar en contacto con un ámbito que les es desconocido, que tiene unas reglas propias y que de otra manera quizás nunca llegarían a conocer. Pero el descubrimiento más grande son ellos mismos. La experiencia les hace darse cuenta de que son capaces de aportar valor, que tienen derecho a tener sueños propios y que pueden aspirar a hacerlos realidad .

SaóPrat es una empresa de inserción, una empresa de economía social, que huye del asistencialismo y da el protagonismo a los jóvenes. Llegan derivados de Servicios Sociales y del Área de Apoyo a los Jóvenes de la Generalitat de Catalunya. La empresa sólo pone una condición: que quieran formar parte del proyecto. Cuando llegan, a menudo no saben qué les gusta y piensan que no saben hacer nada y que nunca serán capaces. La formación y, sobre todo, la experiencia laboral les demuestra que esto no es así, que pueden luchar por lo que quieren. El objetivo del proyecto es darles un espacio propio dentro de la sociedad real que les haga recuperar la motivación para continuar formándose, para volver a empezar y convertir el ?no me gusta nada , no sirvo para nada?? en ?? sé que quiero ser y soy capaz de conseguirlo?? .

La Asociación SA?-Prat ofrece formación a jóvenes desde 2006. Los impulsores de la entidad, fruto de una iniciativa conjunta de las congregaciones concepcionista, marista y teresiana del Prat, pronto se dieron cuenta de que con los proyectos educativos no bastaba para integrar socialmente a los jóvenes. En un contexto en el que el paro juvenil se sitúa en un 57%, constataron que, una vez terminados los cursos, los jóvenes se quedaban en la calle y no tenían ninguna oportunidad de acceder al mercado laboral. Fue entonces que se plantearon crear una empresa y contratar ellos mismos. Así nació E.I. SaóPrat, SL, una empresa de inserción para jóvenes con una doble estructura: un acompañamiento educativo, vehiculado a través de la asociación, y un estructura productiva que gestiona íntegramente la empresa. Junto a los jóvenes, un grupo de profesionales supervisa el trabajo y asume la responsabilidad del producto final que se entrega al cliente.

La empresa se ??creó en 2007 con una línea de actividad centrada en la construcción: Reformas Saó. Un arquitecto técnico y cinco oficiales con experiencia acompañan y asesoran a los jóvenes en reformas integrales, mantenimiento de edificios y obra pública. Es una línea de producto ya consolidada con clientes fieles.

El éxito de la iniciativa escondía, sin embargo, una carencia: los jóvenes que se apuntaban eran prácticamente todos chicos. Con el objetivo de integrar también las chicas, a finales de 2011 se abrió otra línea de producción, Inmenta dedicada al diseño gráfico, servicios de reprografía, packaging, creación de páginas web y vídeos corporativos. Una línea completamente diferente, que abría la puerta a un nuevo concepto: la creatividad. Comprobar que la creatividad se podía educar fue un gran descubrimiento tanto para los formadores como por los mismos jóvenes. Una diseñadora gráfica y una experta en creación multimedia son los pilares de esta rama, que ha aumentado la proyección de SaóPrat diversificando su catálogo de productos y también los clientes.

Su cartera de clientes es extensa e incluye, entre otros, administraciones públicas como el Ayuntamiento del Prat de Llobregat y el Consejo General del Valle de Aran, empresas sociales como Bienestar Activo (Oviedo) y Ecosol o entidades, como por ejemplo, el Hogar de San José (Gijón) o Arrupe Etxea (Bilbao). La proyección fuera de Cataluña también ha tenido un impacto positivo en los jóvenes. Trabajar fuera de su entorno más inmediato les ha permitido salir, en algunos casos por primera vez, de su barrio y situarse en un contexto que no viene determinado por la estigmatización, sino por la profesionalidad del trabajo que hacen. Este es uno de los beneficios más importantes de Saó-Prat: que los jóvenes empiecen a ver que su existencia no viene determinada por la situación de exclusión social. Esta es la puerta más grande que tienen para salir adelante.

Obviamente este sentimiento no es inmediato y el camino para llegar no es fácil. Para recorrerlo hay que adquirir unos conocimientos, pero también unos valores y unas pautas de comportamiento: hay que entrar en el mundo adulto. La experiencia laboral les enseña a ser puntuales, a llevar la baja médica si están enfermos, gestionar conflictos y relaciones humanas, y a ser responsables de un producto que han creado ellos mismos ante un cliente. No es un juego, es el mundo real.

La ambición de los jóvenes y de la propia entidad les ha llevado a establecer alianzas con otras empresas, una línea de trabajo que se quiere potenciar. El proyecto ?Relaja?? es un ejemplo. Consiste en un sistema modular de mobiliario urbano, diseñado por la empresa Nutcreatives y producido por Reformas Saó.

SaóPrat no se cierra a nada. Si hay productos que no puede componer en su totalidad, garantiza la trazabilidad, es decir, encarga una parte de la producción o bien a otras empresas de economía social o bien a empresas familiares de proximidad que aseguran unas condiciones de trabajo dignas.

A pesar del éxito de la iniciativa, aun debe afrontar la desconfianza de aquellos que piensan que por ser una empresa con jóvenes en riesgo de exclusión social, es incapaz de ofrecer productos y servicios de una calidad comparable a otras compañías del sector. A menudo se encuentran con clientes que preferirían hacer un donativo que contratar los servicios de SaóPrat y hay que recordar que en la empresa hay profesionales con experiencia que garantizan el producto final.

SaóPrat es una iniciativa singular porque normalmente las empresas de inserción se dirigen a personas mayores, porque es una SL y porque es fruto de la unión de tres congregaciones que trabajan juntas para hacer una obra que no es propia de ninguna de las tres y en un terreno desconocido para ellas como es el de la economía social. Es una apuesta única y arriesgada. Un modelo diferente que demuestra la fuerza que puede llegar a tener la suma de varias comunidades y que nos recuerda que, si queremos cambiar el mundo, debemos ser los primeros en hacerlo.
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