Niños y consumo -- Frei Betto

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Adital

La capital paulista fue la sede, del 16 al 18 de marzo, en Itaú Cultural, del 3º Foro Internacional Niños y Consumo, iniciativa del Instituto Alana. Especialistas en el tema debatieron sobre cómo prevenir y reducir los efectos de la publicidad de productos y servicios destinados a niños y a adolescentes. La población de una edad inferior a 12 años es hipervulnerable a la comunicación mercadológica debido al mimetismo propio de la infancia, a la falta de discernimiento, a la afirmación de la personalidad, a la dificultad para distinguir deseo y necesidad. ¿Formar ciudadanos o consumidores? He ahí la cuestión.

En esta cultura hedonista en que los valores sumergidos de la subjetividad son pretendidamente sustituidos por el valor agregado de la posesión de bienes y servicios, niños y jóvenes se ven amenazados por la incidencia alarmante de la obesidad precoz, la violencia (incluso en las escuelas), la sexualidad irresponsable, el consumo de drogas, el estrés familiar y la degradación de las relaciones sociales.

Con la creciente laicización de la sociedad occidental que, con razón, repudia el fundamentalismo religioso, la moral pierde su defensa en la vivencia de la fe; las ideologías altruistas, en crisis, ceden el lugar al individualismo egocéntrico; la tecnociencia prioriza los medios de relación virtual en detrimento de la alteridad real y de la interrelación comunitaria y colectiva.

Vivimos, como Sócrates, en la tercera margen del río: los dioses del Olimpo ya no ofrecen parámetros éticos, y la razón se encuentra con su propia insuficiencia ante la avasalladora presión mercantilista de todas las dimensiones de la existencia. ¿Dónde quedan, pues, en los más jóvenes, el idealismo, la abnegación, el ansia por la transcendencia, el sueño de cambiar el mundo?

A contrapelo de la tendencia dominante, el proyecto del Instituto Alana ofrece instrumentos de apoyo e informaciones sobre derechos del consumidor en las relaciones de mercado que engloban a niños y adolescentes. Produce y distribuye conocimiento acerca del impacto del consumismo en la formación de ese público, fomenta la reflexión sobre la influencia de los medios de comunicación y de la comunicación mercadológica en la vida, en los hábitos y en los valores de personas en edad de formación.

El proyecto Niños y Consumo engloba tres áreas: jurídico-institucional, comunicación y eventos, investigación y educación. El área jurídico-institucional recibe denuncias de prácticas de comunicación mercadológica -principalmente publicidad pautada en TV, en Internet y en revistas- consideradas abusivas. En contacto con las empresas responsables de dicha publicidad se hace una notificación para que cese el pautado de dicha publicidad.

El área de comunicación y eventos promueve debates y seminarios para discutir y divulgar esas cuestiones. La de educación e investigación estudia de manera multidisciplinar la temática y divulga en su página web (www.criancaeconsumo.org.br) bibliografía concerniente al tema.

A partir de estas iniciativas el proyecto contribuye a la formación de una conciencia crítica y ciudadana sobre los aspectos negativos de la mercantilización de la infancia y de la juventud.

A comienzos de marzo la Anvisa (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria) dio a conocer que las nuevas reglas sobre publicidad de alimentos y bebidas no saludables, que iban a ser anunciadas, no darían una especial protección al público infantil.

Isabella Henriques, coordinadora del proyecto Niños y Consumo, dio la alerta sobre las graves consecuencias de dicha decisión, que excluye todos los artículos de protección a la infancia, como el veto al uso de dibujos en publicidad, a la promoción de alimentos y bebidas nocas en escuelas y de ofertas con regalos. Según ella, eso significa que el poder público desdeña el proteger los derechos de niños y adolescentes, abandonándolos a favor de intereses privados.

Los niños ni pueden ser tratados como consumidores comunes. Merecen un trato diferente. Es necesario oponerle el trabajo de la fuerza de tarea creada en el 2009 por el Sistema Nacional de Defensa del Consumidor (SNDC), orientado a la protección de consumidores hipervulnerables. Esa fuerza de tarea cuenta con la participación del Instituto Alana, del grupo de comunicación social del Ministerio Público Federal, de la Anvisa y del Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (Idec).

Inducir a los niños al consumismo precoz es hinchar el deseo en dirección de las ambiciones desmedidas. Y cuanto mayor el deseo, más profundo el agujero en el corazón y, por tanto, la frustración y los síntomas depresivos. Una perversa intuición profesional hace que el traficante de drogas conozca bien esa patología y saque provecho de ella.

* Escritor y asesor de movimentos sociais. Autor de «Calendario del poder», entre otros libros.
Traducción de J. L. Burguet