Qué es lo que se celebra y se adora en diciembre ¿Navidad o comercio? La respuesta es muy sencilla: comercio, puro y duro. Esto es lo que abraza a la gran mayoría de creyentes y no creyentes. En las casas, tiendas y centros comerciales de Panamá -país tropical- abundan arbolitos de pino canadiense y adornos con muñecos de nieve y renos voladores -por supuesto- repartiendo juguetes y chucherías que refuerzan, en grandes y chicos, la ignorancia y la vocación de esclavos que inyecta el sistema neoliberal y el papa dios de las multinacionales, guerras e invasiones.
Si no fuera por los múltiples idolatras de los norteamericanos y su dólar, enquistados en las instituciones y los órganos de poder de demasiados países en el mundo, tendríamos la esperanza, algún día, de ser naciones libres y soberanas. Pero mantenernos enajenados y esclavizados es trabajo eficiente de los burócratas y sus partidos políticos.
Desde las entrañas del Estado, refuerzan la idiotización de la población para que no se le ocurra poner en peligro el sistema de corrupción, impunidad y asalto que realizan estos mismos burócratas desde sus templos, negocios, bancos, empresas, financieras e industrias.
La misma iglesia oficial, la de arriba, con toda su suntuosidad y fanfarria de incienso y falsas plegarias promueve -desde dentro- el anti testimonio a la Navidad. ¿Qué clase de Navidad es la que impone el obispo de Colón-Kuna Yala al sacar a los misioneros y misioneras claretianas que han dedicado más de 80 años de servicio y acompañamiento a las comunidades de Costa Abajo de Colón? ¿Qué Navidad es la que promueven los obispos que tienen boca y no hablan, ojos y no ven, orejas y no oyen, nariz y no sienten. Manos, más no palpan, pies y no caminan, su garganta no emite ni un murmullo ante las injusticias y calamidades que acogotan al pueblo de Dios?
Si la Navidad tiene sentido, estos monarcas y reyes de poca monta no tendrán la última palabra… El nacimiento de Dios hecho ser humano -hombre y mujer- prevalecerá sobre las arbitrariedades y silencios cómplices de obispos y políticos, para beneficiar a empresarios mineros, represeros y canaleros. Vaya la «navidad» que venden estos señores de mitra, báculo, partidos políticos y mucha hipocresía.
En las calles, «moles» y centros comerciales abundan los Santa Claus, de carne y hueso, verdes, rojos y amarillos, promoviendo el comercio con la excusa de la Navidad. Patrones y trabajadores asisten a desayunos, almuerzos y cenas navideñas organizadas en discotecas, bares, restaurantes y hoteles.
Quizás, la mayor de las estupideces, promovida por el gusanillo de la comercialización la constituye la trampa y la estafa del tristemente difundido «amigo secreto». La hipocresía y los siete pecados capitales son chicha de piña al lado de la inagotable rapiñería que encierra este jueguito para la promoción del consumismo, la trampa y la superficialidad.
Hoy en Panamá domina la «navidad» con minúscula. La navidad de los fariseos que se ha tomado templos y comercios. La navidad del compra y venta. La navidad de la estafa de la ampliación del Canal, la censura y el desempleo. La navidad de la censura, la muerte y la corrupción sembrada desde los poderes públicos, privados y religiosos.
Mañana será Navidad con mayúscula, la que anuncia, a pesar de los burócratas religiosos o políticos, el nacimiento de una nueva y diferente propuesta. El respeto a la vida en todos sus sentidos, al ser humano y a la naturaleza.
La Navidad de Dios y su pueblo dispersará a religiosos y políticos de soberbio corazón, derribará a los poderosos de sus tronos y elevará a los humildes. La Navidad de Dios y su pueblo llenará de bienes a los hambrientos y despedirá a los ricos con las manos vacías. Esto es NAVIDAD.
17.12.2007