MONSE?OR URIARTE EXIGE A ETA «CESE DEFINITIVO» DE LA VIOLENCIA

0
57

Religión Digital

«Que ETA revoque su decisión»
El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, reclamó el domingo a ETA que «revoque su decisión» de poner fin al alto el fuego y anuncie «el cese definitivo» de la violencia porque, de lo contrario, incumplirá «la voluntad» del pueblo vasco y será un «gesto totalitario». También calificó de «rotundo fracaso» la ruptura de la tregua.

El prelado, recién llegado de un viaje a Angola, presidió este mediodía la celebración de la Eucaristía en la Catedral del Buen Pastor de San Sebastián, con motivo de la Festividad del Corpus Christi.

En su homilía, constató que, tras la ruptura del alto el fuego, «un camino hacia la paz, que produjo inmenso alivio y esperanza, ha quedado bloqueado y ha producido frustración y dolor general».

El obispó señaló que «no pertenece» a su «misión episcopal analizar los factores que hayan podido contribuir a este rotundo fracaso».

No obstante, defendió, «con el Evangelio en la mano, que no existe motivo alguno que justifique moralmente el retorno de ETA a una actividad que reabre las heridas aún no cerradas de las víctimas, produce miedo en los múltiples grupos de amenazados, prolonga indefinidamente la zozobra de las familias cuyos miembros están enrolados o presos, y provoca en el pueblo una sufriente pesadumbre».

«El derecho a la vida, a la integridad física, a la seguridad son primarios y, por tanto, inviolables», agregó Uriarte, quien, junto a los otros dos obispos de la Comunidad Autónoma Vasca pidió y reclamó a ETA que «revoque su decisión y anuncie el cese definitivo de su violencia».

A su juicio, «resistirse a esta demanda equivale a incumplir la voluntad expresa del pueblo al que dicen defender», y «tal incumplimiento es un gesto totalitario».

BUSCAR LA PAZ

El obispo consideró «inconcebible que una porción muy reducida de ciudadanos pretenda imponer a toda la sociedad, bajo la amenaza de la fuerza bruta, su visión de la realidad y su proyecto político y pueda, incluso, acabar condicionando la estabilidad del funcionamiento de las instituciones del Estado».

Uriarte también constató que «la sociedad tiene derecho a defenderse», pero «siempre dentro del respeto a los derechos humanos intangibles que, según la doctrina eclesial sólida y reiterada, son inalienables incluso para los mayores malhechores». «Nadie puede nunca violarlos», recordó.

Finalmente, aseguró que la Iglesia seguirá «alimentado en nuestro pueblo la esperanza» y «la energía para procurar la paz», y también «buscando esta paz por todos los medios morales» a su alcance.

El obispo advirtió de que «quienes ponen en peligro el camino hacia la paz y minan la esperanza, contraen ante la sociedad, ante la historia y ante Dios una gravísima responsabilidad». «Pedimos insistentemente la paz y trabajaremos esforzadamente por ella», añadió.

Finalmente, esperó que «la fuerza salvadora» de Dios «trabaje en la ciudadanía, en los responsables políticos y en los ejecutores y partidarios de la violencia para que, paso a paso, logremos una paz ‘entre todos y para todos'».