La Teología de la Liberación, que el cardenal Joseph Ratzinger combatió antes de ser elegido Papa, continúa viva, como siguen vigentes las desigualdades en América Latina que la generaron, según representantes de esta corriente.
La vigencia de la teología con inspiración marxista que puso a los pobres como prioridad de la Iglesia en Latinoamérica fue destacada en declaraciones a Efe por dos de sus más emblemáticos representantes: el arzobispo emérito de Sao Felix do Araguaia, el español Pedro Casaldáliga, y el ex fraile franciscano Leonardo Boff.
Para el actual secretario general del Foro Mundial de Teología y Liberación, el fraile capuchino Luiz Carlos Susin, la Teología de la Liberación no solo sigue viva sino que también se extendió a Africa y Asia.
Esta corriente, adoptada por sacerdotes de toda Latinoamérica, tuvo su auge en la década de 1970, especialmente en países con graves problemas de pobreza o en que los ‘oprimidos’ sufrían dictaduras o guerras civiles.
El Vaticano, preocupado por la inspiración marxista del movimiento, lo combatió severamente desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la que era prefecto el entonces cardenal Ratzinger, que ahora visitará un Brasil en el que supuestamente la Teología perdió su poder.
‘Como todos los movimientos, (la Teología) tuvo un momento de nacer, de crecer, de decaer y de desaparecer’, afirmó recientemente el arzobispo de Sao Paulo, Odilio Scherer, el anfitrión en la visita que el Papa realizará a Brasil entre el 9 y el 13 de mayo, al dar su certificado de óbito para el movimiento.
‘Creo firmemente que la Teología de la Liberación continúa viva en muchas cabezas, en muchos textos, en muchas comunidades’, refuta Casaldáliga, para quien la opción de la Iglesia por los pobres no puede perder vigencia en una Latinoamérica en la que aún hay 205 millones de pobres.
‘El propio Vaticano sabe que perdió la batalla. Los dos documentos de 1984 y 1986 no frenaron el movimiento. El nació escuchando el grito del oprimido y hoy ese grito se convirtió en clamor’, agregó Boff.
‘Tengo la convicción de que la Teología se está renovando con matices nuevos. Ahora, además de los pobres, la Iglesia también asumió la causa del negro, del indio, de la mujer’, dice Casaldáliga.
Susin coincide en que la Teología se ramificó y no sólo para atender sectores como mujeres, indios, negros y campesinos, sino también hacia China, India y Africa. ‘La Teología ganó enfoques especiales, que dialogan entre sí’, afirmó.
Para Casaldáliga, que optó por permanecer en la Amazonía para estar cerca a los pobres pese a haber sido jubilado por edad, la Teología podrá ganar un nuevo impulso en la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) que el Papa Benedicto XVI abrirá en la ciudad brasileña de Aparecida el 13 de mayo próximo.
‘La reciente notificación del Vaticano a Jon Sobrino y la preparación de la Celam pusieron a la Teología de nuevo en primera página. Es posible que avancemos (en Aparecida) y afirmemos nuevamente, con toda claridad, con toda convicción y ateniéndonos a todas las consecuencias, la Teología de la Liberación’, aseguró.
Sobrino, un jesuita español que vive hace décadas en El Salvador y que, con sus textos sobre un Jesucristo histórico y humano, se ha convertido en uno de los principales teólogos de la Liberación, recibió recientemente una advertencia del Vaticano.
Sin embargo, a diferencia de la época en que era comandada por el entonces cardenal Ratzinger, en esta oportunidad la Congregación para la Doctrina no incluyó en su advertencia a Sobrino alguna sanción, como la prohibición de dar clases o de escribir libros.
‘La notificación tiene observaciones, pero no prohíbe nada.
Estamos interpretando eso de la mejor forma posible, hasta como una invitación al diálogo’, afirmó Susin.
‘Tenemos una expectativa de que pueda haber un debate y parece que el Papa ya manifestó en dos o tres ocasiones que es favorable a un debate teológico’, agregó.
Boff no piensa lo mismo. ‘Tememos que en Aparecida el Papa renueve sus advertencias a la Teología’, dijo.
‘Como cristianos siempre respetaremos la figura del Papa. Pero este Papa condenó a más de cien teólogos y escribió textos duros, casi fundamentalistas, sobre las iglesias y las religiones, y cercenó las conferencias episcopales progresistas. Por eso es difícil amarlo’, agregó.