Nos acercamos desde diferentes puntos cardinales.
Nos acercamos desde diferentes culturas, géneros y generaciones.
Nos acercamos desde diferentes sueños y soñares.
Nos acercamos desde diferentes miradas, sonrisas, rostros.
Nos acercamos desde diferentes palabras.
Nos acercamos desde diferentes sentimientos, temores, alegrías.
Pero, cuando miramos al Taita Imbabura, cuando caminamos por el Centro de Formación de las Misioneras Indígenas de Pucahuaico… cuando sentimos la Pascua de Monseñor Leonidas Proaño… cuando miramos en la misma dirección… es el amanecer.
Nos acordamos de Julián Marías, el filósofo español que nos ayudó en los tropiezos como aprendices de estudiantes de Filosofía, cuando contaba la siguiente historia: cuando fue a México, pidió que lo dejen ir solo para conocer el México profundo. Mientras caminaba por las calles sentía la distancia entre los mexicanos y el visitante español. Cuando visitaba los centros culturales seguía con esa sensación de sentirse extranjero. Finalmente, entró a un templo y la distancia con los mejicanos se mantenía. Pero, cuando comenzó la ceremonia y las personas comenzaron a cantar como una manera de oración y Julián Marías se unió a la canción, las diferencias desaparecieron. Era un mismo pueblo cantando al mismo Dios.
Son los sentimientos de quienes hemos llegado a Pucahuaico a compartir…
Amaneció el día viernes. Fue como el primer día de la creación. Conocer el Sumak Kawsay desde el pensamiento de los pueblos originarios, desde la vida de nuestros ancestros.
Un caracol de flores, frutos y plantas medicinales nos ayudan a descolonizar nuestros pensamientos y sentimientos. Nos acercan a la naturaleza y a nosotros mismos. Las voces de mamas indias nos ayudan a recordar y sentir nuestras raíces.
Y, entonces, llegó otro amanecer. Una voz se juntó a otra voz y nació la reciprocidad.
Un gesto de ternura aportó a la mirada interrogante y nos ejemplificó la solidaridad.
Corazones que se unieron a través de las manos y nos conmovieron con su espiritualidad.
Voces que nos comunicaron esperanza y la armonía se extendió por Pucahuaico.
Y, cuando nos miramos a los ojos todo cambió. El respeto a todas las vidas latía en nuestros corazones.
Era, en verdad, el primer día de la creación. Se había hecho la luz porque en verdad nos acercamos a la vida en plenitud de todas las vidas.
Amaneció el sábado. Día para acercarnos al Sumak Kawsay y la vida jurídica en el mundo de las nacionalidades que vivimos y soñamos en la patria ecuatoriana.
El primer acercamiento al nuevo día comienza con las voces desde el Chimborazo. Luego, viene el mundo asiático a contribuir con su espiritualidad desde el yoga. Nos preparamos para continuar la búsqueda en el mundo de la espiritualidad.
Las voces de Montecristi nos aturden. Son propuestas para construir un paraíso, pero cuando miramos las realidades de las culturas nos sentimos decepcionados. Las propuestas constitucionales se quedaron en el papel pero no llegaron a la vida.
Entonces recurrimos a las voces de nuestros taitas y mamas. Nos llegan nítidas, transparentes, diáfanas, pero sobretodo con la autoridad moral de ser testimonio, ejemplo, paradigma…
Nuestros hermanos mayores nos señalan su camino y compromiso: Jefe Seattle, Evo Morales, Leonardo Boff, Tránsito Amaguaña, Eduardo Galeano, Dolores Cacuango, Francois Houtart, Manuela Sáenz, Mahatma Gandhi, Mons. Oscar Arnulfo Romero, Mons. Leonidas Proaño…
Y amaneció el tercer día. El día de la resurrección. El taita Imbabura estaba despejado, límpido de nubes. Las voces llegan desde diferentes comunidades. Los sentimientos nos envuelven como manto de arco iris.
Los celebrantes, representantes de todas las culturas, inician los ritos de la espiritualidad. Desde las cosmovisiones andina y cristiana, entramos en la celebración de los 23 años de la Pascua de Mons. Leonidas Proaño.
Y, entonces, llegó la historia y el arte para removernos el alma.
Mama Tránsito Amaguaña Pushak Warmi, volvió a nacer para contarnos su vida en la voz y figura de Sara Utreras.
¡Qué bella lección de historia y arte! Ejemplar lección para docentes y discentes. Heroico ejemplo para todo ser humano.
Entonces maduró el compromiso: aportar a tiempo y a destiempo, construir con paciente impaciencia, caminar en la unidad de la diversidad, porque otro mundo es posible.
Mons. Leonidas Proaño nos une y nos reúne.
Comenzado en Pucahuaico y terminado en Cusibamba, lugares privilegiados de Abya Yala
Septiembre de 2011
Luis Pineda
Sanmartín
(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)