Medioambiente, crisis y decrecimiento -- Comisión diocesana de Justicia y Paz de Cádiz

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

5 de junio de 2013. Día del Medioambiente
Estamos asistiendo a una profunda crisis cuyo rostro más visible es el factor
económico, que afecta principalmente a los más vulnerables. Sin embargo, esta
crisis no es algo accidental, sino que está enraizada en un sistema que ha
antepuesto el beneficio económico a la dignidad del ser humano.

Durante décadas hemos vivido de espalda a las necesidades de los
empobrecidos del planeta y ha llegado el momento en que el mismo sistema y
las mismas causas que perpetuaban las diferencias económicas entre el primer
y el tercer mundo, han desencadenado la crisis actual. La perversión del
sistema, nos ha dado finalmente alcance.

Se considera que una sociedad es avanzada cuando su economía crece,
independientemente de cómo consiga ese crecimiento. De este modo los países
desarrollados explotan los recursos de los países empobrecidos, sin importarle
las personas que como consecuencia de esto vivan en la miseria o que 100.000
personas a diario mueran de hambre .

La actual crisis económica puede ayudarnos a abrir los ojos ante la
profunda crisis global que sufre el planeta desde hace muchos años. La
sobreexplotación de la Tierra y el deterioro medioambiental, han provocado
que por primera vez se empiece a hablar del concepto del decrecimiento.
El crecimiento ilimitado es imposible porque los recursos del planeta son
limitados. El consumo que hemos venido teniendo en el primer mundo, es
insostenible. Cada uno de nosotros consume lo que consumen 85 bolivianos .

Harían falta seis planetas para mantener el ritmo de consumo del mundo
desarrollado y solo tenemos uno.

No es ético ni moral que el Primer Mundo siga explotando a los países en
desarrollo, en primer lugar por el sufrimiento que esto supone para nuestros
hermanos empobrecidos y en segundo lugar porque nuestro nivel de consumo
también está hipotecando el futuro de las próximas generaciones .

La Tierra dispone de suficientes recursos para alimentar a todo los
habitantes del planetas. Según todos los informes de la ONU, la FAO y el PMA, la
Tierra puede alimentar hasta 10.000 millones de personas. La clave es la
soberanía alimentaria, que requiere potenciar las infraestructuras rurales en los
países en desarrollo, la redistribución de las tierras, y el que estos países
cultiven los alimentos que necesitan para satisfacer las necesidades de su
población, en lugar de exportar los monocultivos que le reclaman los mercados
del primer mundo.

El decrecimiento implica un respeto profundo por el medioambiente y los
recursos naturales, lo que conlleva un consumo racional. Mucha gente están
aplicando ya el decrecimiento en sus vidas por necesidad, pero se precisa que
este cambio pase al plano de la conciencia y a ser una opción como forma de vida
desde la libertad, por convicción y solidaridad. Solo modificando sustancialmente nuestros hábitos de consumo saldrá modificado sustancialmente nuestro modelo económico y social.

El decrecimiento tiene por tanto que nacer desde la propia
responsabilidad y el amor por aquel que es mi hermano y sufre. Solo así
podré renunciar a los que ?ya me he acostumbrado?? .
Todo esto conlleva un profundo cambio personal que tendrá incidencia en
la política, la economía y la sociedad y que se inicia necesariamente en la
convicción de que todos los seres humanos estamos llamados a ser una gran
familia.

La Doctrina Social de la Iglesia, que ha acompañado a la humanidad en su
caminar en búsqueda del Reinado de Dios en el mundo, prioriza la dignidad del
ser humano por encima de cualquier otra consideración y enfatiza en la
necesidad de globalizar la solidaridad.

Todos somos hijos de un mismo Padre y estamos convocados por Jesús a
vivir en fraternidad. Es un apasionante proyecto que alcanza a toda la tierra y a
toda la humanidad.
———
Comisión dicoceana de justicia y paz

Hospital de Mujeres
San José, 38.
11003 Cádiz
Correo-e: jp.cadiz-ceuta@juspax-es.org
http://www.juspax-es.org/cadizceuta