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Más que una reforma laboral -- Comité Oscar Romero de Cadiz

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El próximo miércoles 29 de Septiembre, y, aunque parezca extremista y dramático, no solo nos estamos jugando nuestra dignidad personal, presente laboral y horizonte social, sino que, además, se está decidiendo el futuro modelo económico que regirá los mercados sociales y laborales. Con esta regresiva reforma laboral, se está evidenciando también, la sumisión y apoyo de los distintos gobiernos políticos a las grandes estructuras empresariales y económicas (véase presentación de la propuesta en Wall Street por parte de Sr. Zapatero) y el abandono, por el contrario, de la ciudadanía y la clase trabajadora a los intereses que demande el Mercado. Que de sobra todos sabemos cuáles son.

La sentencia de dicha reforma, significara el derrumbe de esa barrera de logros,
igualdad y justicia que, a lo largo de los años, se ha ido construyendo gracias a la lucha, sangre y esfuerzo de los trabajadores y del pueblo. Porque el poder nunca ha regalado nada. Tras la caída de ese trabajado muro, vendrá, con toda seguridad, el fácil avance de nuevas medidas laborales, económicas y sociales que vayan arrinconando, cada día más, los alcanzados derechos de la ciudadanía.

Las grandes injusticias que se han producido a lo largo de la historia, siempre han beneficiado a los poderosos. Esta injusta crisis, también provocada por la esquizofrénica codicia de ellos, la están aprovechando además, como especial oportunidad para continuar avanzando, aun mas, en sus sedientas y ciegas ambiciones de lucro. Cuesta creer, las centenas de miles de millones que se han desviado hacia la banca, contrastada con las raquíticas cantidades destinadas a paliar los desastres
laborales ocasionados con motivo de la crisis o para poder erradicar la extrema pobreza. Los hambrientos y desempleados de la tierra observan con perplejidad, las inmensas fortunas que se destinan a armamentos y a guerras, y las escasas destinadas a ellos.

Dinero para matar, pero no para comer. Por otro lado, la eterna deuda externa, que ya ha sido sobradamente pagada, merced a unos mezquinos intereses, se ha ido multiplicando por diez, provocando ello, mayores desgracias y sufrimientos en los pueblos que la padecen…..Y así.

Los mandatarios o “sacerdotes” de este dios Mercado, están trastocando los más elementales valores y las líneas más pacificas de convivencia, y los líderes políticos mundiales, ni pestañean. O todos compartimos, o por pura matemática, esto se convertirá en una barbarie. Y no hay que ser muy lúcido, para ya vislumbrar sus inicios.

Los grandes progresos tecnológicos, más allá de haber supuesto una supresión del hambre en el mundo (fundamental prioridad del Planeta), o una reducción de la jornada laboral para así conseguir el pleno empleo o un avance del estado del bienestar hacia otros muchos países que no fuesen los occidentales, ha significado, lamentablemente, todo lo contrario, ya que la brecha entre ricos y pobres continua aumentando escandalosamente. Las fortunas y ganancias de los grandes ricos cada
vez son mayores y, por el contrario, el hambre, la miseria y el desempleo, continúan avanzando por los desoladores desiertos de las injusticias.

Esta perversa reforma, ocasionara mayor desigualdad, aun, ya que intenta volver a la antigua ortodoxia económica de excluir a la inmensa mayoría, para favorecer a una privilegiada minoría,
solo que esta vez, se está poniendo en juego la supervivencia de la humanidad y la conservación del Planeta (debido al descontrolado modelo de crecimiento y consumo).

Decía una antropóloga alemana que; “el hombre actual es el eslabón perdido entre el mono y el ser humano”. Qué duda cabe que esta barbarie que se está produciendo contra las personas y contra la Naturaleza, no es de seres humanos.
Aunque debemos estar convencidos de que el “ser humano”, mas tarde o más temprano, habitara este bendito Planeta, en la medida en que todos agilicemos con nuestras actitudes el engendrarlo y traerlo. Pero nunca será posible su aparición desde la perspectiva del dinero, solo desde la ética del amor.

Es cierto que el silencio ante las injusticias, permite que estas se instalen. Ni nuestro silencio, ni la tacañería de no querer “invertir” un día de jornal, a pesar de nuestra escasa economía, ni los errores de los grandes sindicatos, ni nuestra cobardía deben servirnos como excusa, para que nuestra disposición como personas afectadas o solidarias, se limite a las virtuales denuncias por internet, sino que ese día, traspase a la frontera de la denuncia real dando un golpe de digna humanidad, diciendo con ello ¡basta!

Basta ya de tanta hipocresía, de tanta sin razón, de tanto atropello, de tanta injusticia, de tanta desigualdad, de tanta mentira, de tanto egoísmo. Y ponerse las pilas de la racionalidad humana.

Ese día, nosotros tenemos la palabra. Ojala que los poderosos no se froten las manos, una vez más, con motivo de nuestra desidia o despreocupación.

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