30 de abril 2007
Centenares de feligreses de una pequeña localidad del suroeste de Francia recurrieron a una particular ?huelga? de misa para apoyar al padre Leon Laclau, destituido la semana pasada por vivir en pareja desde hace más de 20 años con una mujer viuda con tres hijos mayores.
Unos 400 parroquianos se congregaron el domingo frente a la iglesia de Saint Martin, en el pueblo de Asson, pero se abstuvieron de acudir a la misa oficiada por el padre superior, que firmó junto al obispo de Bayota, al sureste de Francia, la sanción infligida al cura Laclau. La relación del sacerdote con su compañera, llamada Marga, era conocida y aceptada en esta localidad de 1.600 habitantes, situada a unos 30 km del santuario de la virgen de Lourdes, según sus defensores.
La decisión tomada contra el religioso suscitó la «incomprensión casi unánime y la revuelta de los habitantes», reza una nota firmada por los feligreses.
Su situación «no molestaba a nadie», según Yves, un vecino de 59 años que subrayó que la pareja «estaba bien integrada en la vida asociativa» de Asson.
Por su parte, el obispado defendió haber tomado «la resolución necesaria». El «comportamiento público del cura no coincidía con sus propios compromisos» religiosos, indicó el padre Molières, obispo de Bayona.
El padre Laclau rechazó la propuesta de su congregación del Sagrado Corazón de Jesús de ser destinado a Costa de Marfil y defendió el apoyo que le había brindado su pareja a la hora de ejercer su sacerdocio. Por tanto, acabó destituido y busca un nuevo trabajo en la región, donde su compañera trabaja como enfermera.
«Lejos de alejarme de mi trabajo como cura, Marga me ha apoyado y alentado con su entusiasmo, su visión del mundo y de la Iglesia y su fe», escribió el religioso en un texto distribuido entre sus fieles de Asson.