LUPA PROTESTANTE, A UN A?O DE DISTANCIA

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Lupa Protestante

Acabo de leer el New York Times de hoy, 22 de julio del 2006. Aparte de las noticias de primera plana que en la actualidad acaparan la atención de los lectores de este y otros ?rotativos?? en todo el mundo ?noticias relativas a lo que está sucediendo en el maltratado Medio Oriente?, hubo algo que me llamó la atención, porque es ilustrativo de lo que sucede en otro sector del mundo: el mundo evangélico conservador-fundamentalista de los Estados Unidos de América (EUA).

Se registra ahí la escisión que se ha producido, en unos cuatro años, entre media docena de instituciones de educación superior vinculadas a diversas convenciones estatales relacionadas con la Convención Bautistas del Sur (Southern Baptist Convention) y las estructuras denominacionales que las apoyaban.

No es mi interés escarbar en tan escabroso tema. Podría decir que, puesto que soy metodista, eso no me atañe. Pero esa sería una afirmación irresponsable, desde diferentes puntos de vista. Uno de ellos, que amigos míos se han visto afectados por esa ola, que ha venido creciendo por años, y que, como un tsunami, no ha respetado nada. Otra, que somos ?sin distingos denominacionales? parte del cuerpo de Cristo.

Pero aquí mi propósito es otro. Lo explico, con base en esa misma información, usando las palabras del Director de estudios bautistas en una prestigiosa institución de educación superior que no es bautista (Candler School of Theology, de Emory). En efecto, dijo el Prof. David W. Key lo siguiente: ?El verdadero asunto que está en la raíz [de este problema] es que el fundamentalismo del tipo [de la Convención] Bautista del Sur es incompatible con la educación superior. En el fundamentalismo, tú posees todas las verdades. En educación, tú estás buscando las verdades??.

Esto me hace recordar los años cuando, con los aires frescos que precedieron al Segundo Concilio Vaticano, se suscitaron en Costa Rica diálogos en diversos niveles entre católicos y protestantes. Un distinguido dirigente evangélico, ya fallecido, recibió una carta de otro correligionario, fundamentalista, que rechazaba de plano toda posibilidad de diálogo echando mano de este falaz ?silogismo??:

Jesucristo es la Verdad.
Nosotros tenemos Jesucristo.
Ergo: Nosotros tenemos la verdad.
Secuela: no tenemos que estar dialogando con nadie para buscar la verdad. Cero ecumenismo.

Esto plantea una serie de preguntas que quedan para contestar en el futuro (y por otros): Le expresión ?Universidad cristiana??, ¿encerrará una contradictio in terminis?, pues ¿qué es una ?Universidad cristiana??? Los institutos y seminarios en que se forman los profesionales de la religión, ¿deben ser casa de adoctrinamiento? ¿Cuáles son, ahí, los límites de la ?libertad de pensamiento??? (¿O será otro absurdo hablar así?, ya que ¿puede acaso la libertad de pensamiento tener límites?) ¿En qué consiste, en última instancia eso que llamamos ?libertad de pensamiento??, que solemos equiparar con ?libertad de expresión???

Las preguntas podrían multiplicarse.
Pero vamos al grano.

Cúmplese muy pronto un año de la Revista Teológica (ahora Lupa Protestante). Y, en lo que a este escribidor concierne, es de rigor, no por protocolo sino por convicción, felicitar a sus fundadores, porque en este año de vida han logrado convertirla en un punto de encuentro de ideas y en un centro de provocación del pensamiento y al pensamiento. Lupa Protestante ejerce, en ámbito cristiano, la función del tábano socrático, sin miedo a las ideas y sin miedo a la crítica de las ideas.

Hoy se recurre con suma facilidad, en la discusión de temas que están sobre el tapete, a la fórmula que nos viene de la Reforma, de la ?sola Scriptura??. En la tradición metodista suele mencionarse, y con orgullo, una fórmula similar que procede de ese campeón del siglo 18 que se llamó Juan Wesley. Este se definía a sí mismo como ?homo unius libri?? (hombre de un solo libro). Ni una ni otra fórmula pueden entenderse correctamente cuando se las toma literalmente, al pie de la letra. El que se queda solo con la Biblia, ni siquiera tiene la Biblia. Y era falso, en sentido estricto, que Wesley fuera hombre de un solo libro. Basta con leer sus escritos para percatarse de ello. Sucede que para entender bien ?el Libro?? hay que leer otros libros, porque en el libro por excelencia hay muchísimos datos que solo podemos entenderlos por lo que otros libros nos dicen. Por eso existen los institutos bíblicos y los seminarios y las facultades de teología; por eso se dan cursos de hermenéutica y de exégesis.

Claro, cuando entramos en el ámbito de la autoridad, ninguno la tiene como ese Libro. Pero, y he aquí el gran ?pero??, ese libro tiene que ser bien interpretado. ¿Y quien tiene la correcta (¿única?) interpretación del Libro? Los evangélicos o protestantes nos hemos jactado de no tener Papa ni magisterio eclesiástico. Pero en este aspecto específico, nuestro discurso es mero ejercicio retórico, porque en la práctica tenemos muchos ?papas?? y diversos magisterios eclesiásticos. Y tratan de imponerse, en nuestro ámbito, con la misma inflexibilidad con la que se imponen, en el ámbito católico romano, por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Un escritor a quien no conozco ha dicho en estos días que ha revisado en internet los documentos, en castellano y en inglés, sobre determinado tema que hoy es candente, y ?añade? no ha encontrado argumentos sólidos en los escritos que sostienen una posición diferente de la suya. Mi recomendación ?no exclusivamente para él ni solo para ese tema? es que se vaya un poco ?más allá?? de internet y busque la literatura impresa, porque sobre ese tema, y sobre tantos otros temas debatibles, mucho y muy bueno se ha escrito, desde el punto de vista de la exégesis bíblica y teológica, y desde todas las posiciones en discusión.

Ese es el aspecto principal que percibo como futuro promisorio en Lupa Protestante: ser un espacio para la discusión libre de ideas, muy especialmente cuando se trata de ideas en torno a la interpretación del texto bíblico de cara a las realidades a las que hoy tenemos que hacer frente con nuestro testimonio cristiano.

Mis votos van por una prensa cristiana sin mordazas, sin mojigaterías pseudopietistas, sin poses condenatorias e invitadora al diálogo. Y que nunca olvide que a Jesús ?sí, a Jesús mismo? lo acusaron de ser amigo de borrachos y glotones, de rameras y de vendepatrias; pero no tuvo miedo ni de sentarse a la mesa de sus propios acusadores ni de hablar con claridad ante ellos.

¡Feliz año, Lupa Protestante!