LOS POBRES. Josep Cornellá

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Koinonia/Tambo

Al hablar de los pobres, creo que hay unanimidad de opinión. Pero las palabras o los términos pueden ser distintos. Hablamos de lo mismo. A mi también siempre me ha impactado que en las bienaventuranzas de Lucas el texto sea conciso: ?Bienaventurados los pobres??, sin los matices que añade Mateo (?los pobres de espíritu??).
Recojo aquí un texto de Pedro Casaldáliga (Relat nº 8) que resume el tema de nuestro debate.

Es curioso recordar con qué obsesión se quiere pulir, perfilar, condicionar, la opción por los pobres, añadiéndole aquél «ni exclusiva ni excluyente», y se olvida que la economía, la política, la sociedad en sus estructuras y en sus poderes, son cada vez más exclusivas y excluyentes. Hoy, como nunca, la opción por los pobres debería ser radical. Debería ser al servicio de las mayorías, incluyendo también -eso sí, y con mucha lucidez, y hasta las últimas consecuencias- la opción por los pobres «otros», la opción por las culturas -valga la palabra-«empobrecidas» por ser prohibidas, marginadas, desconsideradas.

Cuando he hablado de ?opción preferencial por los pobres??, lo he hecho por razones ?históricas??, por recoger el sentimiento de Puebla y de Medellín, y que tan bien expresa Jon Sobrino en Relat 251. De la lectura de estos textos se deduce que no se puede hablar de opción si no hay compromiso. Coincide con la opinión de Roberto y con tantos aportes que se han hecho a la lista.

Entresaco algunos textos:

La opción por los pobres ha surgido en América Latina, continente mayoritariamente pobre y cristiano. Puebla la remite a Medellín, ?que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres??, (n. 1134) y consagra la expresión «opción preferencial por los pobres?? en el contexto de la misión evangelizadora de la Iglesia. Con esa opción se quiere indicar tanto el destinatario como el contenido de la evangelización:

La opción preferencial por los pobres tiene como objetivo el anuncio de Cristo salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus esfuerzos de liberación de todas las carencias y los llevará a la comunión con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evangélica (n. 1153).

Los pobres de la opción son, además, históricamente pobres; son los empobrecidos por otros. Pobreza no es mera carencia, no es mera dificultad de dominar la vida, sino dificultad de vivir causada por otros e ignominia añadida introducida por otros. Pobreza entonces es pecado, ?clama al cielo?? (Medellín, justicia 1), «es contrario al plan del Creador y al honor que se merece??, (Puebla 28). Y los pobres son dialécticamente pobres.

Pero, además, da la razón: existen «ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres» (n. 30). Hay pobres porque hay ricos, y hay ricos porque hay pobres. Pobreza es entonces no sólo carencia de vida, no sólo injusta carencia de vida causada por los opresores, sino que es también la negación formal y más radical de la fraternidad, del ideal del reino de Dios. Como las raíces de la opresión son estructurales, esta pobreza, histórica y dialéctica, se hace masiva y duradera; no es casual y exige cambios profundos de las estructuras (Puebla 30).

El añadir «preferencial?? a la opción -añadidura que tiene sentido en la pastoral- no deja de ser una ironía en la humanidad actual en la que dos terceras partes o más de ella son ese tipo de pobres; y la mirada al futuro, desgraciadamente, los hace aumentar en número. El que se hable de «opción» tiene su importancia. Históricamente al menos supone que hacer de estos pobres el destinatario de la misión de la Iglesia para liberarlos de su pobreza no ha sido práctica habitual ni sigue siendo fácil ni evidente

Muy importante es tambien la reseña que ofrece José María Vigil en Relat 258 sobre la opción por los pobres, tal como se trató en el Congreso de Teologia del Bel.lo Horizonte (Brasil), y donde se plantea toda la terminología que habitualmente utilizamos. Insiste en la necesidad de este compromiso para que haya opción. Hay otros textos en Relat y en las obras de Casaldáliga que ayudan a profundizar en el tema y a animan al dificil compromiso.

Tal vez en nuestra Europa el concepto de pobreza deba ser revisado. Pero pienso en este amplio y creciente cuarto mundo, que la sociedad insiste en ocultar, pero que va creciendo cada vez más. Un fuerte abrazo,