Lubumbashi, 03 de marzo de 2007
Que nunca resulte defraudada nuestra esperanza
El entusiasmo popular por la expectativa de cambios en República Democrática del Congo ha hecho posible la creación de una nueva cultura de paz y democracia construida desde abajo; sin embargo todavía existen grandes grietas en el poder político y en la gestión de los recursos económicos que amenazan el proceso de reconstrucción del país. El pasado marzo, los obispos de las congregaciones religiosas de la provincia sureste de Katanga, que se han constituido como testigos y centinelas de la situación de su país, lanzaron públicamente una señal de alarma en la que denunciaban los peligros a los que se expone la sociedad civil y los riesgos a los que está sometido el rumbo del país.
«Después de tantos años de derroche, sufrimientos y miserias, el pueblo congoleño no es capaz de soportar la nueva colonización y, menos aún, servir de cebo para el enriquecimiento ilícito de una minoría de congoleños y algunos extranjeros que gocen de los favores de ciertas autoridades en el poder». En este artículo se recogen las denuncias realizadas por los obispos de Katanga, dirigidas a las autoridades gubernamentales congoleñas y a la sociedad civil de occidente.
1- TRANSPARENCIA EN LOS PROCESOS POLÍTICOS
Las elecciones del 30 de julio de 2006, primeros comicios libres desde la independencia del país, fueron calificadas de transparentes y democráticas y supusieron la voluntad del pueblo por dar paso a un estado de derecho. Sin embargo, la práctica de la corrupción que ha rodeado la elección y el nombramiento de diputados y senadores pone en entredicho la voluntad política de fundar un estado de derecho, y corre el riesgo de acabar instaurando una «democracia de camuflaje».
Además, los excesivos gestos de triunfalismo por parte del partido mayoritario en el poder no dejan margen de maniobra a una oposición relegada del espacio político y adormecida, sin vistas a constituir una verdadera alternancia política. En las últimas semanas se han producido enfrentamientos en la capital del país entre tropas seguidoras del partido en el poder y la oposición.
2- GARANTÍAS DE PAZ Y SEGURIDAD COMO EJES FUNDAMENTES DE LA RECONCILIACIÓN
Desde la invasión de las tropas de L. D. Kabila en 1996 y la ocupación de tropas extranjeras de Ruanda y Uganda en 1998, la guerra en RDC se ha cobrado 3,8 millones de víctimas, a las que habría que sumar los 300.000 hutus ruandeses desaparecidos en los campos de refugiados. Tras la firma de los tres acuerdos de paz en 2001, el gobierno congoleño y los principales grupos rebeldes se comprometieron a establecer un gobierno de transición, a retirar las tropas ruandesas y ugandesas del territorio nacional y a reinsertar a miembros de las milicias rebeldes en las filas de las tropas gubernamentales.
Hoy, a pesar de ver comenzado el desarme de las milicias rebeldes, los excombatientes no han sido integrados en el ejército, algunos están abandonados a su suerte y otros continúan sus actividades militares creando focos de tensión en el este del país, lo cual constituye una constante amenaza para la seguridad de la población civil.
3- SANEAMIENTO DEL SECTOR MINERO
«El pueblo se pregunta quién se aprovecha, finalmente, de la explotación minera en Katanga».
Katanga es una de las provincias con mayor número de yacimientos de diamante. Sin embargo, el sector minero está rodeado de una gran inseguridad y carece de una regulación que permita la transparencia de su actividad.
En Katanga proliferan las canteras y los trabajos de explotación, las fábricas están ubicadas en barrios altamente poblados, el transporte pesado inunda la red de carreteras de la zona y poblaciones enteras se ven obligadas brutalmente a dejar sus hogares en suelos considerados de explotación mineral a cambio de una indemnización irrisoria «que no corresponde ni siquiera a un mes de salario mínimo».
De la misma forma, prolifera el flujo de inversiones extranjeras en este sector, sin que los beneficios obtenidos reviertan en una población, que continúa desconociendo la naturaleza de estos contratos. Al respecto, los últimos informes del Grupo de Expertos de Naciones Unidas denunciaban el oscurantismo de los contratos mineros firmados entre gobierno y empresas multinacionales.
«En Katanga, hay un misterio profundo sobre las tasas que pagan los inversores mineros. La red de carreteras, a la que deberían contribuir, entre otras obligaciones, sufre un trágico envejecimiento».
Las deplorables condiciones de los obreros congoleños contratados por las sociedades mineras no respetan la legislación congoleña en materia laboral, y la mayoría no gozan de contrato. Actualmente existen en Katanga 70.000 mineros artesanales y pequeños negociantes que son obligados a trabajar en condiciones extremas; los grandes inversores mineros regularmente invaden sus minas argumentando documentos de concesión otorgadas por el Gobierno central.
Además, la explotación minera está causando una degradación ecológica incontrolada y silenciosa, de la que los dirigentes sólo hacen caso omiso, «basta constatar hasta qué punto ciudades como Lisaki, por ejemplo, han alcanzado un grado de polución avanzada, con visibles efectos nocivos para la vida de la gente y el entorno».
«Pedimos a los nuevos dirigentes de nuestra provincia que pongan orden en el sector minero, sabiendo que el Congo no está en venta ni a precio de saldo, aunque sea en nombre de los intereses de una minoría oculta. Las riquezas de nuestra provincia tienen que ser en provecho de nuestro pueblo. Las leyes que rigen su explotación tienen que ser claras y las condiciones de trabajo conformes con la dignidad humana. Es importante que los contratos mineros se revisen en nuestro Parlamento. Esto permitirá que se garanticen y respeten los intereses de nuestro país y, en particular, los de las poblaciones locales».
Por otra parte, la provincia sureste de Katanga vive de otros sectores como el agropecuario, y el turístico, hasta cuándo se seguirá aplazando la reflexión urgente sobre «un Katanga sin minas».
4- CESE DE LA ARBITRARIEDAD DEL PODER JUDICIAL
Regularmente los procesos judiciales son comprados, las sentencias se dictan en beneficio de una clase que se ha alzado por encima de la ley y que está promoviendo tensiones sociales y situaciones injustas para los que no pueden pagar el favor de la justicia.
En varias ciudades del sur de Katanga, las casas que pertenecen al estado están siendo vendidas por precios irrisorios a cierta cúpula de personas privilegiadas. «Pedimos que todos los inmuebles del Estado vendidos ilícitamente por y a las personas que deberían defender los intereses de la nación, se restituyan».
5- DIÁLOGO PERMANENTE ENTRE EL PUEBLO Y EL GOBIERNO
Para un mayor acercamiento y conocimiento de la problemática del pueblo y por la necesidad de que el gobierno rinda cuentas de su gestión.
* Firman:
Mons. F. Songasonga, Arzobispo de Lubumbashi; Mons. J. Nday, obispo de Kongolo; Mons. D. Kimpinde, obispo de Kalemie-Kirungu; Mons. N. Ngoy,obispo de Kolwezi; Mons J. Kalala, obispo de Kamina; Mons G. Ruvezi, obispod e Sakania-Kipushi; Mons. Vincent de Paul Kwanga, Obispo de Manono; Mons. F. Muteba, Obispo de Kilwa-Kasenga
* Federación de Comités de Solidaridad con África Negra