El 20 de Enero del 2007 nos ha dejado Javier Alcedo Ternero. Murió en Cádiz a consecuencia de un cáncer cerebral en el breve tiempo de tres meses, atendido noche y día en el Hospital donde estaba ingresado, por los suyos : su mujer y sus dos hijas y con el arrope de hermanos y demás familiares y amigos.
Javier estudió en el Seminario de Cádiz, aunque fue en Almería donde se ordenó de sacerdote. Personalmente fui un año a visitarlo, desde Cádiz, con otros amigos, a la Parroquia de Los Almendros donde me impresionó el Barrio donde estaba su Parroquia, con gran mayoría de población gitana.
Más tarde se casó y marchó a Barcelona a trabajar y después volvió a Cádiz, al Campo de Gibraltar. Mi mujer y yo, fuimos a saludarlo a S. Roque donde vivía y desde entonces mantuvimos el contacto, aunque su estancia en Cádiz y la nuestra en L.Línea durante 11 años nos impidió tener un contacto más habitual del que nos hubiera gustado.
Participamos juntos varias veces en reuniones de Moceop a nivel de Cádiz y también de Andalucía en algunas ocasiones. Sintonizábamos en ideales comunes y en inquietudes similares en formas de entender la Iglesia y los ministerios
Su vida, como la de tantos de nosotros, no estuvo ausente de dificultades y problemas sobre todo en los primeros años de casado, a la hora de la búsqueda de un empleo para poder sacar a su familia adelante.
Más adelante, se estabilizó laboralmente con un empleo, ya fijo, en una Residencia de ancianos dependiente de la Diputación de Cádiz.
Javier era un enamorado de la música. Tocaba muy bien la guitarra y cantaba muy bien.
Le recuerdo como un compañero honesto, amable, con un gran anhelo de búsqueda de lo auténtico, lo profundo, lo que fuera de verdad.
Estuvo vinculado a las Fraternidades de Carlos de Foucauld en España y llegó a ser responsable nacional durante un par de años, según me he enterado hace unos días.
Javier, hombre bueno, afable, excelente padre de familia y esposo.
Vivió entregado a ellos por completo. Profundamente religioso.
María era una referencia en su vivencia cristiana.
Ha muerto un gran compañero. Su familia sentirá su vacío. Pero el recuerdo de su bondad, honestidad y entrega, lo llevarán siempre consigo.
Él supo “aguantar el tirón” hasta el final.
Adios, Javier.
Hasta siempre.
Ramón Vargas- Escobar, falleció hace unos meses en Cádiz capital donde vivía con Isabel, su esposa.
El se casó ya mayor.
Un hombre muy honrado, muy evangélico, muy afable, de modales correctísimos.
Vivía con vehemencia el sentido de paternidad de Dios.
Ramón era jesuita.
Recuerdo que me decía que, cuando decidió casarse, se vio, ya mayor, sin ningún tipo de trabajo al que agarrarse. Pero su honestidad le hizo tirar para adelante y dar el paso con toda valentía, sin caer en la tentación de haber seguido manteniendo una doble vida. Prefirió afrontar la realidad con toda su crudeza, pero con honestidad.
Aunque con Ramón tuve menos trato que con Javier, juntos recorrimos los comienzos del Moceop en Cádiz y Andalucía. Él asistía siempre a las reuniones que convocábamos a nivel de Cádiz en los comienzos del Moceop. También asistió a la primera reunión de Moceop de Andalucía que convocamos en La Roda (Sevilla), cuando ya por aquellos años conducir le costaba cierto esfuerzo y cansancio.
Juntos estuvimos, con otros compañeros, en una reunión con el Obispo Dorado y juntos participamos también hace ya muchos años en aquel programa de TVE “Vivir cada día” que tanto dio que hablar, sobre los curas casados. Manteníamos los dos una postura crítica con muchas de las posturas cerradas de nuestra Jerarquía en muchos temas.
Los 11 años de nuestra estancia en La Línea nos hicieron perder más el contacto.
De su muerte me avisó un compañero y juntos estuvimos participando en la misa que celebraron en su Parroquia donde el cura le dedicó unas palabras muy elogiosas a su comportamiento como persona y como cristiano.
Ramón está ya para siempre, con su Padre Dios (a quien contínuamente mencionaba).
Amigos Javier
y Ramón :
os echaremos de menos,
pero nos veremos.
Hasta siempre.