San Carlos Borromeo dejará de ser parroquia y se convertirá en un «centro misional» de atención a los más pobres. Un local dirigido por los tres sacerdotes, con total autonomía y sin depender de Cáritas. ?ste es el principio de acuerdo al que llegaron ayer los curas de San Carlos Borromeo de Entrevías (Madrid) y el Arzobispado de Madrid. Se impuso la solución negociada, sin vencedores ni vencidos. En un ejemplo de resolución fraternal, ayer por la mañana, el obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez, acompañado del vicario de la zona de Vallecas, Angel Matesanz, y del experto en temas jurídicos, Roberto Serres, recibía a Javier Baeza, Enrique de Castro y Pepe Díaz, los tres curas de la llamada parroquia roja.
«En un clima cordial y distendido», según cuenta Javier Baeza, ambas partes dialogaron con calma y tranquilidad, para buscar caminos de solución al conflicto. «Sin reproches, sin mirar al pasado, sin buscar culpables y, por supuesto, sin mención alguna a excomuniones ni a suspensiones a divinis», añade.
En nombre del cardenal Rouco Varela, su obispo auxiliar les presentó una propuesta verbal que, esencialmente, consiste en dejar sin jurisdicción la parroquia y reconvertirla en un centro de ayuda a los marginados. Está sin decidir todavía el nombre concreto que asumiría, a partir de ahora, la ex parroquia de San Carlos. Eso sí, el término parroquia no aparecerá para nada en la nueva denominación. Se busca un nombre que podría girar en torno a «centro evangelizador» o «centro misional». Eso sí, los tres sacerdotes podrían seguir al frente del nuevo centro y sin la tutela de Cáritas Madrid.
«La propuesta no nos parece mal, pero la tenemos que consultar con la asamblea, con la parroquia y dialogarla entre los curas. De entrada, me parece que las condiciones que nos ponen son asumibles», explica Javier Baeza. Por el momento, se asegura la continuidad de San Carlos Borromeo y se reanuda el diálogo entre los curas y el Arzobispado. Queda por determinar la situación «jurídica, social y litúrgica del nuevo centro».
El Arzobispado no impuso a los sacerdotes un plazo determinado para contestar oficialmente a su propuesta. «Nosotros tampoco propusimos plazos concretos, pero lo vamos a estudiar y contestar lo más rápidamente posible, porque no queremos eternizar esta situación. Estamos deseando volver a la normalidad», explica el párroco de San Carlos. Baeza parece liberado y moderadamente satisfecho. «Se me ha quitado un peso de encima. Sobre todo, después de las durísimas declaraciones del cardenal Cañizares a EL MUNDO. Vi que siempre hay uno más duro que el que uno piensa que es duro».
El Arzobispado de Madrid guarda silencio. En fuentes cercanas, sin embargo, aseguran que el cardenal «se siente aliviado». «Para que se vea que, en la Iglesia, entre un obispo y sus curas siempre hay espacio para el perdón y la fraternidad. Sin baculazos. Y eso que al cardenal no le faltaban motivos, pero ha hecho gala de una paciencia y de un temple de maestro, pero también de padre», dicen en el Arzobispado de Madrid.
Hace unos días, los tres curas habían enviado a un círculo restringido de amigos «un borrador de ideas para un posible plan pastoral para San Carlos Borromeo». En él, se abogaba ya por una fórmula de «cuasi-parroquia», para «atender a los fieles excluidos en su proceso vital y espiritual». Incluso, para evitar problemas, abogan por dos tipos de celebraciones litúrgicas. Unas «eucaristías domésticas más informales» que «expresen claramente la fe de la Iglesia y con no menos claridad puedan ser entendidas por los participantes» y otras, «más abiertas al público, que deberían ser más fácilmente reconocibles como tales».