No es cierto que el Arzobispo de Pamplona haya propuesto que los católicos deban votar a los partidos de extrema derecha pero sí es verdad que ha dicho que estos partidos son ?dignos de consideración y apoyo?? por los católicos, lo cual es inédito en boca de un obispo, y ciertamente otorga carta de ciudadanía a una extrema derecha a la que debía haber planteado con igual claridad una exigencia moral: la aceptación del orden democrático y constitucional.
Tampoco es verdad que haya dicho expresamente que los católicos pueden votar sólo o preferentemente a la derecha, de hecho apela a la necesidad de admitir las legítimas diferencias políticas entre católicos, pero sí afirma que el criterio básico de conciencia para otorgar el voto es ?el aceptar y favorecer lo que esté conforme con la ley natural??, en sus implicaciones respecto al aborto, la eutanasia, el matrimonio y la familia y la tranquilidad y estabilidad de la convivencia.
Un cristiano socialista, de izquierda o liberal, que defiende la familia, el derecho a la vida y la convivencia en paz, con implicaciones políticas diversas, no puede menos que observar y acusar en la posición de Sebastián una evidente toma de partido. Monseñor Cirarda, predecesor de Fernando Sebastián en la diócesis navarra solía decir que entre los criterios para la orientación del voto de los obispos siempre había tres o cuatro que podían interpretarse a favor de la derecha y tres o cuatro que podían inclinarse a la izquierda. Pues bien éstos últimos son los que han desaparecido de la agenda política de los obispos españoles más mediáticos, no de la práctica pastoral de la Iglesia, ni tampoco del compendio de la doctrina social de la Iglesia.
Si esta agenda discursiva eclesiástica quiere seguir inspirándose en el evangelio y ejercer un ministerio de comunión deberá incorporar al diagnóstico de las cuestiones morales que se deciden en unas elecciones -¡que son municipales!- algunas como las siguientes: 1) la suerte de las personas inmigrantes, y el desafío de un modelo de integración laboral y social basado en la igualdad y la dignidad de las personas, de acuerdo con el ?fui extranjero y me acogisteis??; 2) la prioridad de la vivienda como derecho básico y no como factor de desigualdad y exclusión social, en conformidad con ?la prioridad del bien común??; 3) el desarrollo de políticas sociales que repartan los bienes de modo justo especialmente para personas en situación de discapacidad, dependencia, precariedad y exclusión social, según ?la caridad política??; y 4) el reto de un buen gobierno local, guiado por el servicio a los ciudadanos y al bien común, la gestión honesta y austera de los bienes públicos y la promoción de la participación solidaria de la ciudadanía.
No creo que el PP esté muy contento con estos reconocimientos que confieren plausibilidad a una opción partidaria a su derecha. Confío que el voto católico actuará guiado por una conciencia moral y política inspirada en los cristerios evangélicos y no por una supuesta ley natural sobre cuya validez y recta interpretación habría mucho que dilucidar y dialogar.