LOLE MONTOYA, UNA REVOLUCIONARIA DEL FLAMENCO, SIGUE CANTANDO AL JES?S QUE REVOLUCION? SU VIDA.

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Protestante Digital

Aunque no se ha prodigado mucho en los escenarios desde que se separara hace ya muchos años de su pareja artística y sentimental, Manuel Molina, Lole Montoya nunca ha abandonado del todo su carrera musical, una carrera a la que ahora esta cantaora de fe evangélica que en los setenta revolucionó el flamenco, da un nuevo impulso.

«Me emociona volver a los estudios de grabación, a los escenarios», dice Lole Montoya, que, a sus 52 años, confiesa estar «en un momento bonito» y con ganas de «crear». En los últimos meses ha ofrecido cuatro conciertos, el último de ellos el pasado jueves, con su hija, Alba Molina, a la que ella llama «mi mejor canción».

LA FE EN JES?S
Tras la separación de la pareja artística y sentimental, Lole Montoya buscó consuelo en la fe en Jesús, un aspecto que sigue siendo fundamental para la artista y que plasma en sus conciertos, aunque de forma más templada a como lo hizo hace algunos años.

«Más que religión, yo lo llamaría una relación espiritual. Tener paz interior es importante, porque si no estás en paz contigo misma, no lo puedes estar con los demás. Para mí, lo más importante de la religión es amar al prójimo??.

NUEVO RUMBO ARTÍSTICO
En septiembre, comenzará a grabar un nuevo disco de flamenco, dos años después de editar su último álbum, «Ni el oro ni la plata» (2004). Además, a la cantaora sevillana le han ofrecido un proyecto discográfico del que no quiere dar detalles, pero que, según cuentan, será un vuelco de su carrera y de su voz hacia otras latitudes.

«Está haciendo un punto y aparte para olvidarse del pasado definitivamente y empezar de nuevo», dicen quienes trabajan con esta cantaora, nacida en Triana (Sevilla) en el seno de una familia fundida con el arte jondo: hija de Juan Montoya, bailaor, y de Antonia Rodríguez, «La Negra», cantaora y bailaora nacida en Orán (Argelia).

En 1975, Lole Montoya y Manuel Molina abrieron una nueva puerta para el flamenco con su primer disco, «Nuevo día», con el que, entre otras cosas, adivinaron la riqueza de la fusión del flamenco con la música árabe y emprendieron un itinerario en el que crearían temas tan inolvidables como «?rase una vez» y «Todo es de color».