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LA VIDA AMENAZADA EN ÁFRICA. Hna. Begoña Iñarra, misionera de Ntra. Sra. de África en Kenia

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Iglesia de Base de Madrid

Las nuevas tecnologías biológicas ofrecen posibilidades enormes, pero también traen riesgos y nuevos problemas éticos. En África, la pobreza, la falta de capacidad y de recursos, hacen que ele interés se centre más en la supervivencia, o en tecnologías prácticas, antes que en biotecnologías complicadas que no están al alcance de la mayoría, que desconoce casi todo sobre ellas.

A pesar de esto, algunos aspectos del debate de la bioética se van generalizando sobre todo en lo relativo a la agricultura y los cultivos genéticamente modificados. En Egipto, Túnez, Suráfrica, Kenia, Senegal, Malí, los debates van creciendo aunque en muchos casos no llegan al público, limitándose a científicos, legisladores, agricultores y una parte mínima de la población.

Vemos la bioética como la ética de la vida. Por eso miraremos no sólo a la ética de los avances biotecnológicos, sino a otros aspectos que amenazan la vida humana en África.
El concepto básico de la vida en la tradición africana, como relaciones y una trama en el tejido de la vida del universo, penetra todas las dimensiones, y dificulta la comprensión de ciertos aspectos de la biotecnología.

Para África la vida es el valor fundamental del ser humano, y la naturaleza es parte del entramado de la vida. La visión de las multinacionales agroquímicas es económica, lo importante es obtener beneficios. Para ello imponen políticas y se apoderan de la biodiversidad de África, sin reconocer los derechos de los africanos a sus “conocimientos tradicionales”. Estas dos visiones opuestas producen conflictos, aunque los ganadores son en la mayor parte de los casos las grandes empresas.

La falta de recursos económicos en el continente hace que la investigación sea financiada mayormente por compañías extranjeras, centradas más en obtener beneficios que en mejorar la vida de los africanos. Las investigaciones se mantienen secretas y es difícil obtener información exacta sobre lo que sucede en los laboratorios. Los Gobiernos más sensibilizados a las técnicas modernas, como el de Suráfrica, temen que la biotecnología favorezca la explotación de la población más pobre.

Los programas de Ajuste Estructural (PAEs) contribuyeron al empobrecimiento de África. La economía, las organizaciones que promueven el libre comercio y los acuerdos injustos amenazan la vida de África, al contribuir a la crisis agrícola, desindustrialización, pérdida de empleos y al empobrecimiento del continente.

La pobreza y sus consecuencias (hambre, guerras, enfermedades endémicas, como malaria, VIH/SIDA o tuberculosis, baja escolarización, suburbios, falta de agua limpia y saneamiento, etc.) son la mayor amenaza a la vida en África. Hay también otros factores que acarrean sufrimiento y muerte, y como tales son inmorales: una economía influenciada por la globalización y el libre mercado que proporciona beneficios a una minoría, mientras el pueblo es el perdedor.

Las leyes de comercio internacional (de la OMC y de la UE) y las condiciones impuestas por los donantes perjudican a África al obligarle a privatizar sus servicios y a abrir sus fronteras a productos procedentes de países altamente desarrollados, con quienes su industria no puede competir. Los países industrializados, niegan a África la posibilidad, que ellos tuvieron, de proteger su industria nacional con aranceles y tarifas aduaneras. Las políticas agrarias de Occidente (subsidios agrícolas, “dumping” de productos baratos) perjudican a los agricultores de África, y aumentan la inseguridad alimentaria y el fracaso de la agricultura.

La violencia de las guerras provocadas por el acceso a los productos del subsuelo; la violencia doméstica, sexual, la discriminación de la mujer; las enfermedades endémicas, son tantos males los que afectan a la vida en África… El cambio climático, la deforestación, la privatización del agua y la tierra, también la afectan negativamente. Mientras que la mayor parte del mundo vive en la abundancia, África carece de lo esencial. Esta diferencia entre “los que tienen” y “los que no tienen” es inmoral.

Pero la vida florece en África. Las mujeres van ocupando su puesto en la sociedad; los procesos de paz y reconciliación son una realidad; la solidaridad y el “ubuntu” (humanidad) son una buena noticia; la resistencia del africano, su capacidad de cambio, de sobreponerse a guerras y catástrofes es inmensa y es una esperanza para el futuro del continente.

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