La payasera y el circo continúan -- Rodolfo Cortés Calderón

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Como sucede cada cuatrienio el Tribunal Supremo Electoral, TSE, hace unas semanas autorizó a los dueños del circo político y a sus payasos a correr el telón para los espectáculos circenses y la mojiganga. Hay payasos que ofrecen chocoyos, otros vida mejor, la mayor parte de manera cínica ofrecen atacar la corrupción y trabajar por los pobres.
Hay bufones en los diez partidos de la plaza circense, tanto de derecha, centro o ?izquierda??, en este último el más ?avanzado?? es el Partido LIBRE, Liberal y Refundación (a saber que será eso de refundación para ellos). El PAC apéndice de Televicentro sólo son gritos emotivos enloquecidos con su arlequín como candidato de la farándula.

Indudablemente que el más famoso payaso del mundo es el Guasón (JOH) por eso tanta bufonada con lo de la reelección y la violación sangrante de la puta Constitución. Pero los Cepillines candidatos a diputados no se quedan atrás, con gran cinismo algunas de estas momias, hombres y mujeres, no hayan que foto sacar de sus cavernas porque están tan caducos y acabados que han empezado a desenterrar fotografías de su juventud. Sobresalen los candidatos cachurecos de la edad de piedra, verdaderos cromañones, como Oswaldo Ramos Soto, Martha Concepción Figueroa, Rolando Dubón Bueso, ?scar Arturo Álvarez Guerrero, Antonio César Rivera Callejas, Rodolfo Irías Navas y otros que ya deberían estar cavando su fosa y haciendo sus arreglos fúnebres.

Aunque el TSE dio el disparo de salida, la verdad que quienes tienen el poder político (y la economía mal habida) en Honduras son los 10 partidos actuales, los cuales fortalecen su vida de minorías vendiendo descaradamente las credenciales y curules a los mejores postores del bipartidismo cachureco, principalmente los partidillos bisagras que actúan como mercenarios y son los más beneficiados con este negocio.

Más de 800 millones de Lempiras, escribió un analista, se gastarán en esta tragicomedia que deberían ser utilizados para la compra de medicinas básicas para nuestros desabastecidos hospitales y centros de salud públicos o para pagar más maestros en las escuelas unidocentes, una vergüenza en pleno siglo XXI.

18 de febrero 2017