Christophe está casado y es jefe de policía municipal. El 11 de septiembre de 2001, va a vivir el día en que su vida dará un vuelco. Lo llaman al ayuntamiento, el senador le hace esta pregunta: « ¿Es usted gay? » Christophe no se espera semejante pregunta planteada delante de otras personas. Al responder por la afirmativa, revela su homosexualidad. Se le acusa de malversación de bienes públicos, se le sospecha de pedofilia.
Todo se le viene abajo. Comienza el infierno: detención preventiva, imputación, control judicial. Su mujer pide el divorcio.
Christophe es separado de su hijo, pierde su trabajo, su vivienda y se queda en la calle. Después de varios intentos de suicidio, es internado en un hospital psiquiátrico.
Un día, consigue encontrar un trabajo como portero en un edificio. Es una ocasión para él de tener una nueva oportunidad en la vida. Después de seis años de juicios, el caso es sobreseído. Christophe queda completamente exculpado.
¡Dejó a su hijo con 6 meses, se reúne con él con 7 años!
Christophe pide reparación después de la injusticia de que fue víctima y su reintegración en la administración. Pero no consigue nada. Se enfrenta a una montaña.
Doy mi apoyo a Christophe que se pelea y no parará hasta llegar al final. Admiro su valentía para reaccionar, para luchar.
Crea un comité de apoyo, escribe un libro « Calomnie », crea una asociación para luchar contra la homofobia en el ámbito laboral. Los medios de comunicación se interesan por él. El teatro se apropia de su historia.
Christophe ya no está solo. Su caso se convirtió en emblemático. Si vence, será una victoria para todos los/las homosexuales que sufren la discriminación en su entorno laboral.