Hubo varias noticias sobre acontecimientos eclesiales en el curso de los último meses, que a los 80% de la población católica en el país deberían interesar enormemente: Nuevamente misas en Latín admitidas (dominus vobiscum); únicamente la Iglesia católica es la verdadera de Cristo (¡que afortunados somos!); Conferencia Episcopal Latinoamericana (CEPA) en Aparecida (Brasil) inaugurada por el mismo Papa Benedicto (¡cuidado con la liberación!); Otra Asamblea episcopal latinoamericana en La Habana (Cuba) donde se nombró a Mons. Miguel Cabrejos, obispo de Trujillo como presidente del Departamento de Misión e Espiritualidad del Consejo Episcopal Latinoamericano (¿Seguirán en la falda de la curia romana?).
Los medios nacionales de comunicación prestaron poco, casi nulo interés a todo esto. La Iglesia como estos y la mayoría de la gente la concibe: iglesia igual jerarquía, ya no tiene “rating”, es desgastada, desprestigiada, desprestigiada por razones que lo explica con maestría «Frei Betto» (1944), dominico brasileño, escritor y teólogo de la liberación, autor de más de 50 libros de diversos géneros literarios y de tema religioso (Ver archivo adjunto).
Los cristianos (católicos como evangelicos) nos preguntamos: Se debe este desprestigio de la Iglesia al Evangelio de Jesús, que en un solo siglo se había divulgado por todos los paises que rodean el mar mediterráneo, o se debe el la pérdida del entusiamo por el Evangelio a esta ¿Iglesia visible, institucional y piramidal? En mi opinión la Iglesia como pueblo de Dios pasa por una crisis de esclarecimiento y por una mutación que la revive una vez más desde sus fuentes de su inicio. Una señal clara son las comunidades de base