Exigen “respeto a los derechos de las personas, que es un deber de civilización»
Con la Iglesia ha topado Berlusconi. Según recoge El País, el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), exigió ayer al Ejecutivo italiano “adoptar y afinar buenas políticas que integren realmente a los inmigrantes que residen legítimamente” en territorio italiano. Bagnasco se mostró bastante crítico con el proyecto de ley del Gobierno que pretende criminalizar la inmigración.
El cardenal solicitó al Gobierno un “pacto de ciudadanía que ponga en claro deberes y derechos y no busque atajos ilusorios”, al tiempo que abogó por “el respeto a los derechos de las personas, que es un deber de civilización”, y no escatimó en reproches al proyecto de ley con el que el Ejecutivo pretende tipificar la inmigración ilegal como delito. Esta postura, según el presidente de la CEI, no es apta para tratar un “fenómeno de dimensiones globales, emblemático de nuestra época”.
No a los “guetos intolerables”Bagnasco, además, se mostró contrario al ingreso de “esos recién llegados y sus familias” en enclaves que “enseguida se convierten en guetos intolerables”. Esta última frase del jefe de los obispos italianos parece un poco ambigua, en tanto puede referirse a los campamentos de gitanos que están en el ojo del huracán tras los sucesos vividos en Nápoles durante los últimos días, o ser una alusión a los polémicos Centros de Permanencia Temporal que el ejecutivo pretende convertir en Centros de Identificación y Explusión donde, según las reformas que se propone llevar a cabo Roberto Maroni, ministro de Interior, se recluirá a los indocumentados.
Fallecimiento de un inmigrante tunecino
Estas declaraciones llegan después de que el pasado viernes falleciera en un Centro de Detención de Turín Hassan Nejl, un inmigrante tunecino de 38 años que murió de asfixiado por una pulmonía. Según denuncian sus compañeros, en huelga de hambre desde ayer, la ayuda sanitaria no llegó nunca al centro, a pesar de que los retenidos la solicitaron inmediatamente.
Manifestaciones multitudinarias
Entretanto, ayer continuaban las manifestaciones en Roma, donde el barrio de Pigneto albergó ayer a un millar de personas que protestaban por el asedio de grupos ultraderechistas. A una de estas formaciones xenófobas se le atribuye el destrozo de locales y negocios de la zona regentados por extranjeros, así como la agresión a un inmigrante; estos hechos ocurrían apenas el pasado sábado. La pregunta ahora es si, a pesar de la oposición frontal de gran parte de la población e incluso del influyente sector eclesiástico, Berlusconi seguirá adelante con sus polémicas reformas.