Antonio María Rouco Varela
Arzobispo de Madrid
Rouco Varela lidera el sector más retrógrado del episcopado español. Tras afirmar, hace dos años, que en Madrid «se peca masivamente» llevó a la capital el acto «por la familia cristiana» con el que los obispos cerraron cuatro años de enfrentamiento con el Gobierno. Rouco presidió la Conferencia Episcopal y perdió su mando por un sólo voto, que inclinó el resultado en favor de la opción, más templada, de Ricardo Blázquez. El arzobispo de Madrid es uno de los principales valedores de la actual deriva radical de la cadena cope y de la estrategia de aproximación al PP que ha sacado al clero de manifestación a la calle. Un matrimonio de dos palabras «laicismo radical», aparece siempre en su discurso como el auténtico anatema.
Antonio Cañizares
Arzobispo de Toledo
Derrotado Rouco Varela al frente del gobierno de los obispos, Antonio Cañizares permanece como la reserva del inmovilismo desde su cargo de vicepresidente. El número dos de Ricardo Blázquez es también su contrapunto ultra conservador. Sus expresiones definen su carácter. Asegura que hay un proyecto «para erradicar a Dios», que impartir Educación para la Ciudadanía es colaborar «con el mal» o que el divorcio es «una plaga terrible». Su verbo no se ciñe sólo a lo espiritual. Cañizares denunciaba hace unos meses que los atentados del 11-M «aún no han sido esclarecidos en su verdad más real y honda». La esencia de su discurso cabe en sólo una frase: «España será cristiana o no será».
Agustín García Gasco
Arzobispo de Valencia
«Nos dirigimos a la disolución de la democracia» proclamó García Gasco el pasado domingo. La defiende el responsable de la, ésta sí disuelta, inquisición, la actual Comisión para la Doctrina de la Fe. Ayer dictó su último auto de censura contra un libro de teología «dañino para la fe de los sencillos». Superada con creces la edad de jubilación, el Papa lo nombró cardenal en octubre. García Gasco ha hecho suya una frase evangélica -«por sus obras los conoceréis»-, al erigir en Valencia un santuario en honor de los llamados «mártires del 36». El templo recordará a 233 valencianos canonizados en 2001. 26.300 víctimas del franquismo han aparecido en fosas comunes en Valencia.