La espiritualidad de Jesús, fuerza liberadora para las mujeres -- Mariángeles Cosculluela Pérez

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Colectiú de Dones en L`Lesglésia

No penséis que voy a escribir para abolir El Evangelio. No voy a escribir para abolir sino para darle cumplimiento.
La institución eclesial es el invierno del Evangelio y un narcótico de La Buena Noticia. Un estamento jerárquico masculino que nos recuerda más a la Roma imperial que al Movimiento del Nazareno, convirtiendo el Nuevo Testamento en una rutina de obediencia y ritual para justificarse más a ellos mismos que para ser testimonios y servidores del mensaje de VIDA a la humanidad.

Vayamos a las fuentes. Los textos que nos proporcionan datos acerca de Jesús no son relatos con intención histórica sino con el proceso de Fe realizado en su persona. Experiencias de Fe elaboradas solo por varones que, sin embargo, todos coinciden en plasmar el comportamiento novedoso del Galileo con referencia a las mujeres, contraviniendo las estructuras culturales patriarcales de la época.

Hoy nadie pone en duda que la comunidad de Jesús era una fratría de hombres y mujeres de toda condición y estrato social ¿Qué significado podemos darle a el Vaticano y a su curia varonil profesionalizada desde Los Evangelios?…

Jesús de Nazaret nació, vivió y murió como judío en manos del Imperio Romano. Un predicador itinerante galileo. Un laico observante de su Tradición religiosa que creó una comunidad de base con características proféticas:

– Denunció las injusticias ejercidas a su Pueblo por los poderosos de dentro y de fuera de Israel, la ortodoxia ortopédica del Templo y de sus dirigentes y la exclusión de las personas humildes, pecadoras y enfermas.

– Anunció el sentido primitivo de La Ley: El amor a Dios y a las personas por encima de todo.
La época de Jesús era desoladora y convulsa para los judíos. Sometidos a Roma y explotados por sus hermanos amigos del Imperio, especialmente, sacerdotes. Pobreza y miseria recorrían el país. Estaban divididos en un sin fin de grupos y la esperanza de que Dios intervendría en la Historia estaba latente en su horizonte.

Jesús sabía, escuchaba y acogía a todos, más era original en sus formas. No juzgaba pero tampoco se sometía:
No se quedó en el río Jordán bautizando a las gentes ( Grupo de Juan Bautista) sino que se implicó en la vida de todos y todas.

No ayunaba ni sacrificaba su cuerpo retirado en el desierto (Esenios)
sino que celebraba la vida con todas las personas.
No se pierde en casuísticas teológicas legalizantes y de mérito (Fariseos) sino que busca la Justicia a través del Amor a Dios y a la humanidad.

No gobernaba y sometía a su Pueblo para enriquecerse (Saduceos) sino que liberaba a los oprimidos/as.
No utilizaba la violencia y la venganza independentista (Zelotes) sino que amaba y perdonaba a sus enemigos.

No aceptaba las costumbres patriarcales de su Cultura sino que ?Resucitaba?? (Ponía de pie) a todos los marginados/as que le salían al encuentro.

La creencia judía en Dios constituyó el centro del Mensaje de Jesús: Dios es para él una energía de amor desbordante y abundante que transforma la vida y esta bondad de Dios a través de sus criaturas es suficiente argumento para caminar, sin necesidad de ritos, liturgias y Templo.

Es la instauración del Reino de Dios donde ?Los últimos serán los primeros??, es decir, los que sufrían marginación por sexo, por su profesión, por sus pecados, por sus enfermedades, por su pobreza, por su raza, por su ignorancia…iban a disfrutar de todos los Derechos de los que habían sido desposeídos y desposeídas injustamente. Jesús pone Vida donde otros ponen Muerte.

Jamás encontramos en los textos del NT (escrito por varones) palabras degradantes contra las mujeres. Criticó el dinero, el poder, a los sacerdotes, escribas, fariseos…pero jamás a la mujer, muy al contrario, muchas veces utilizó las cualidades femeninas en sus parábolas y en su
predicación poniéndolas de modelo y las defendía de la tiranía de los jueces, sacerdotes y maridos.

Tampoco encontramos en boca de Jesús una condena al cuerpo femenino ni una exaltación a su maternidad como papel principal, ni como esposa, ni una defensa por sus labores domésticas. Las mujeres son tratadas por Jesús como discípulos (No hay femenino de esta palabra en griego) y como personas de pleno Derecho.

Leyendo los textos y en clave simbólica y metafórica, los encuentros de Jesús con las mujeres siguen una constante:
Las mujeres aparecen postradas, yacientes, sufriendo y temerosas. Jesús LAS LEVANTA, las visibiliza, les da voz, las libera de toda opresión y pierden el miedo. Las mujeres LE SIGUEN (Desde el principio hasta el final) y se ponen a SERVIR. Ciudadanas de pleno Derecho del Reino de Dios.

Todas son llamadas: Las ancianas, representadas por la suegra de Pedro. Las adultas como Mª Magdalena, la Sirofenicia, Marta, …Las maduras como la Hemorroísa, la Jorobada…las niñas como la hija de Jairo. Todas, absolutamente todas las mujeres fueron ?Resucitadas?? por Jesús.

Las mujeres que Siguen a Jesús, salen a la calle, a las plazas, a los caminos, no están encerradas ?puertas adentro??, son ?mujeres públicas?? (hoy, todavía, tiene connotaciones degradantes para las mujeres) que se implican y viven con todo su ser La Buena Noticia del Reino de Dios.

Discípulas, Apóstoles, Seguidoras al igual que los varones. Por ello, quienes colocan a las mujeres en un segundo plano en la Iglesia y en la sociedad: No SIGUEN a Jesús.
Jesús atrae, la Iglesia no, luego, la Iglesia atraerá cuando se parezca más a Jesús, porque Jesús es lo mejor que tiene la Iglesia.

?? Mujer ¿Por qué lloras?…
– Porque se han llevado a mi Señor y no sé donde lo han puesto??