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La exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” de Francisco denuncia una economía de la exclusión que mata. Critica duramente el actual sistema económico que considera no sólo «injusto en su raíz sino que mata» porque predomina la ley del más fuerte. “Así como el mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y de la inequidad. Esa economía mata.” (E.G. 53). “Es la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano .En este contexto, algunos todavía defienden una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante” (E.G.54).
Muchos recordaran también una frase del anterior arzobispo de la diócesis. «No se puede matar, ni se puede apoyar a los que matan, ni se puede apoyar a los que apoyan a los que matan”. Esta sentencia famosa en su tiempo aplicada al terrorismo se puede aplicar hoy a aquellos que participan del apoyo incluso con sus votos a partidos políticos que favorecen la economía de la exclusión que mata.
El documento del obispo de Roma es claro y contundente “mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común.” (E.G.56). En nuestro país los datos son reveladores. Es el estado de la OCDE donde más han aumentado las desigualdades económicas entre ricos y pobres en estos últimos años a causa sobre todo del desempleo y del sistema de protección social con una peor cobertura a los menos protegidos y en un sistema laboral muy segmentado. España es el octavo país con mayor desigualdad de los 34 miembros de la OCDE.
En el documento no solo alarma sobre la idolatría del dinero que gobierna sin servir a las personas sino que favorece la inmoralidad de la corrupción y la evasión fiscal a gran escala. Así menta “una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios” (E.G.56). Los datos de corrupción y evasión fiscal en el estado español son relevadores. Este es uno de los países con más corrupción de Europa según un informe de la comisión europea. Este señala que uno de los problemas son los insuficientes controles, la falta de códigos éticos estrictos para los diputados y cargos públicos, y los contratos públicos en urbanismo e infraestructuras, en especial a nivel regional y local.
Hemos llegado a un momento donde los políticos gobernantes defienden más los intereses técnico-económicos de la troika económica y de las grandes multinacionales, banca y grandes fortunas que los del bien común. Incluso se reforma la norma fundamental en su art.153 de la C.E. por los dos partidos mayoritarios sin contar con la ciudadanía para aceptar la exigencia de la Unión Europea de priorizar la liquidación de deuda pública sobre los gastos sociales garantes de la sociedad del bienestar. Muchos recortes sociales son originados por pagar una deuda ilegitima generada en mayor parte por entidades privadas, bancos, financieras y grandes empresas. Un rescate avalado por el estado que privatiza los beneficios y socializa las pérdidas a cambio de recortes sangrantes.
Por otro lado la evasión fiscal no tiene precedentes. Se cifra en más de 80.000 millones con los cuales se hubiera evitado todos los recortes existentes y supone una cuarta parte de todas las necesidades públicas. Y de esta evasión casi el 80% correspondiente a las grandes empresas del IBEX y las grandes fortunas a través de tramas legales en muchos casos por su domiciliación fiscal en otro país o paraísos fiscales. Del mismo modo se establecen chollos fiscales para los ricos con las famosas sociedades de inversión SICAV con un solo un 1% de tributación. Hay una resolución en abril del 2010 del parlamento Europeo que voto en contra el partido popular europeo criticando los paraísos fiscales como obstáculo económico para el desarrollo de los países pobres usurpando la soberanía de otros países y creando incentivos para la delincuencia económica.
Esta situación nos retrotrae al Medievo donde los ricos no aportan por su evasión fiscal a veces legal pero ilegitima. Sin embargo el control fiscal de hacienda incluso con una llamada a ejercer de inspectores a la propia ciudadanía se centra más sobre las Pymes, autónomos y personas físicas cuya actuación a veces ilegal no deja de ser legitima en muchos casos. Lo que aboca este sistema de exclusión a muchas personas es a la economía sumergida para subsistir con un trabajo escaso y precario que se ha denominado por los analistas como pobreza laboral. Una situación que lleva a muerte en vida y muerte real en muchos casos por los recortes públicos y la presión bancaria respecto a una gran parte de hipotecados que no pueden pagar sus hipotecas y con el miedo a perder su vivienda habitual.
Ante situación de emergencia social con datos de pobreza alarmantes, Caritas juntamente con otras organizaciones sociales católicas hacen una invitación en estos comicios europeos con “el modelo social europeo en crisis” al ejercicio del voto comprometido con una realidad que combata estructuralmente los males de la inequidad que viene de la autonomía radical de los mercados y de la especulación financiera como ha denunciado el papa en su exhortación. Así Caritas nos alerta de “más de 80 millones de personas empobrecidas en Europa reclaman un modelo social donde todos seamos iguales en dignidad”. La única lealtad de los cristianos es al Señor y a los pobres y nunca a los partidos políticos que favorezcan la economía de la exclusión que mata. Las próximas elecciones pueden ser un momento de alzar la mirada con dignidad y denunciar con nuestro voto comprometido esta situación inmoral.