La condena a Torres Queiruga -- Julián Moreno Mestre

0
106

Religión Digital

Sorprende que tras tantas décadas produciendo libros de teología, quieran condenarle justo ahora. Claro que no era lo mismo la Comisión episcopal de la Doctrina de la Fe con Eugenio Romero Pose que con García Gasco o con el nefasto Francisco Javier Martínez.

De Francisco Javier no me extraña que meta condenas a un puñado de teólogos, si los libros rivales suponen que no se compren los suyos (los de Francisco Javier), lo mejor es desacreditar directamente a los rivales. Y si cuentas con el apoyo de dos interesados más como Jesús Sanz y Demetrio Fernández, entonces mejor que mejor. Incluso a la hora de publicar resulta un poco molesto competir con otros lumbreras que tienen la virtud de escribir mucho mejor que tú.

Nunca le han caído nada bien a Francisco Javier Martínez los competidores o los que le lleven la contraria, ni mucho menos los que se salen por la tangente para no darle la razón. Ya en el seminario de Madrid dejó muy claro que ante todo era un pésimo profesor y un hombre cuya irascibilidad les convenía evitar a sus alumnos. Hay muchas anecdotas de las iras de Pululu. Nunca distinguió bien lo suyo de lo eclesial, y por eso benefició todo lo que pudo a los suyos de Comunión y Liberación hasta hacerlos crecer en la universidad.

Tiempo después, todas las asociaciones Atlantida (?de Comunión y Liberación??) quedaron arrasadas tras su marcha, y la fiesta Happening es un triste recuerdo que solo recordamos unos pocos. Sin duda todo eso lo propició él y los suyos, y todo se estrelló cuando él se fue porque sin favores aquello no podría continuar por mucho tiempo. En cambio los que ribalizaban con su ?obra?? eran despreciados por él.

Con esto se ilustra gran parte del carácter de este obispo, al que le da igual dejar un pueblo sin comunión como a una comarca entera. O apropiarse de los derechos intelectuales de un libro que no es suyo, y ante el conflicto de intereses suspender al cura levantando un pleito judicial que lo llevó a sentarse en el banquillo de los acusados. Claro que pedir perdón, ese perdón predicado en los evangelios, para él es más un síntoma de debilidad que de grandeza.

La condena a Torres Queiruga, que curiosamente solo ocurre con el al frente de la comisión, a saber a que intereses responderá (para mi que es una cuestión de rivalidad). Si no se le condenó hace 3 décadas, ¿por qué se le condena ahora? Es más, demasiados teólogos sospechosos y no sospechosos lo han citado y recitado, y como que nadie levantó un dedo en su contra.

Lo que me muero de curiosidad es por ver que acusaciones emplearan. Seguramente habrá escrito el teólogo una obra de un Cristo muy humano y con eso lo querrán llamar arrianista, si el Cristo es muy divino lo llamarán monofisista, y si el Cristo parece tener dos realidades demasiado o algo diferenciadas lo llamaran nestorianista. Tal vez verán en Torres Queiruga a alguien que se hablaba demasiado de Maria y no de la Virgen Maria, o tal vez se excusen diciendo en que como usa poco ó nada el título de Inmaculada Concepción, Madre de Dios, Madre de la Salvación, etc, se le debe condenar.

Si siempre hay excusas para condenar, solo hay que buscar y rebuscar. Y si el teólogo no se columpia como Pagola o como Tamayo, algo encontrarán, tal vez algo muy rebuscado, como si los libros no tuvieran errores. Claro que ante un error, lo lógico es corregir el libro y al autor, no condenarle, pero corregir muchas veces no le interesa al corrector, pues solo produce beneficios al autor que otro le haga el trabajo gratis.