Público
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra
Debo aclarar desde un principio que no soy creyente, es decir, no estoy dotado de lo que los creyentes llaman “el don de la fe”. Pertenezco, sin embargo, a una familia y a una tradición que siempre hizo distinción entre las religiones por un lado y las instituciones que las reproducen, como la Iglesia, por otro. Ver noticia original en …