JOS? MARÍA CASTILLO, DIOS TE GUARDE. Xavier Pikaza

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Xavier Pikaza

Jose Mar?­a Castillo32.jpgDios te guarde, para vivir como has vivido, al servicio del evangelio, tras la decisión que has tomado, a tus 78 años. Yo lo sabía desde el 24 de Marzo, cuando hablaste en el Congreso Claret, de Barcelona, sobre paz y las religiones, y lo hiciste de manera emocionada, defendiendo la gratuidad, la alegría y la paz del Evangelio. En una breve despedida, nos dijiste que debías dejar la Compañía: no podías seguir en la Institución oficial de la Iglesia, por salud interna, por coherencia cristiana, y así nos confirmast lo que hbías insinuado ya en el Congreso de Religiones de Cuenca (14-15 de Marzo). Ahora que se ha hecho pública tu decisión quiero saludarte y ofrecerte mi amistad, diciéndote: ¡Sigue, seguimos adelante!.

Carta de amigo

Pepe, lo estaba temiendo y esperando desde que viniste a comer a mi casa, en los mercedarios de Salamanca, el año de 1998, después que te expulsaron de la Cátedra de Teología de la Facultad de Granada. Vi cómo sufrías con las manos nerviosas, ojos dolidos, las voces truncadas?? Habían querido destruir la razón de tu vida, negar tu propuesta de evangelio. Me juré a mi mismo no llegar a tu situación: no dejaría que me hirieran de esa forma, porque he querido y quiero vivir ¿sabes? Porque el evangelio nos pide que vivamos, que no que nos dejemos morir por motivos como esos (el martirio es otra cosa, bien los sabes).

Tuve miedo por ti y pedí a mi Dios, a nuestro Dios, que te sostuviera. Y Dios te mantuvo y tú has seguido viviendo casi veinte años más, años hermosos, escribiendo los mejores libros, dando las mejores clases y conferencias, en la Universidad católica del Salvador y en otros muchos lugares. Has resistido y has creado durante veinte años. Gracias, Pepe, por haber sacado fuerza de la flaqueza de todos (a favor de todos), por haber sido quien eres, por haber enseñado como has enseñado. No cito aquí tus libros, porque cualquiera puede verlos,por ejemplo el Wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Castillo

Habías seguido en la Compañía querida y en la Institución de la Iglesia. Pero ya no podía ser. La cuerda se ha tensado demasiado. No te han dejado dar clases en el Salvador, te han ido cerrando todas las puertas de la Institución Oficial ¿Qué podías decir, qué podías hacer? Y has optado de nuevo por la libertad y por la vida en la Gran Iglesia de Jésús. En esta nueva situación te digo otra vez: ¡Dios te guarde y te dé muchos años de vida, para que tú puedas darnos de nuevo tu palabra.

Has optado por vivir como cristiano ?extramuros??, fuera de la Institución, de las murallas resguardadas, de las seguridades sacrales. No es mal lugar parar estar ¿sabes? También Jesús andaba extra moenia. Por eso quiero decirte, en mi nombre, en el nombre de otros muchos: ¡Gracias, Pepe! Gracias por ser lo que han sido y por querer seguir trabajando con (casi) todos, por todos.

No sé si lo recuerdas, hace casi cuatro años, cuando yo también tuve ciertas dificultades, tú me animaste a vivir el libertad el evangelio… Hoy te digo: aquí estoy, aquí estamos. Sabes nuestra dirección, nos conoces. Quiero decirte también que seguiremos colaborando en las cosas de Jesús, aunque algunos nos lo pongan duro. Tú me comentaste en Cuenca: ¡No sé si nos dejarán dar aquel curso en Madrid! Yo pensaba que sí, era más optimista. Pero tú has tenido rezón, nos acaban de confirmar que no nos dejan: ¡Nos han borrado de la lista, a tí y a mí, con Estrada y algún otro, porque al parecer no somos ejemplo de evangelio! Lo siento, no podemos vernos en julio al lado de la Castellana.

Otra cosa. Vicente y yo estábamos preparando un Congreso sobre la Felicidad según las religiones. Habíamos pensado pedirte que ofrecieras una ponencia, como te dije Barcelona. Respondiste que encantado: que te gustaría hablar de la felicidad cristiana. Ya te escribiré con más detalle, pero creo que no será posible… Hay sitios personas que te ponen (que nos ponen) dificultades… y no para hablar de revoluciones sociales o de peligros institucionales, sino simplemente de la felicidad. ¡Pepe, que parece que no quieren que hables ni siquiera de la alegría de Dios! Es extraño este mundo, extraña esta vida. Pero estoy convencido de que tendrás otros lugares donde hablarás de la felicidad, en la línea de tu libro más hermoso: Dios y nuestra felicidad (2001). En este contexto te digo. ¡Sé feliz amigo, que cumplas los ochenta con más felicidad… y los noventa y más aún, si Dios lo quiere!

Me decías que estás escribiendo un libro sobre Jesús. Dialogamos sobre temas de bibliografía, sobre perspectivas que voltilizan el compromiso real de Jesús por Dios y por los pobres. Te dije que te pondría unas letras, citándote algún libro. No le he hecho todavía, porque estoy esperando que salga editada mi obra sobre El Hijo del Hombre. Jesús Galileo (Tirant lo Blanch, Valencia 2007). Saldrá la próxima semana, con l bibliografía que yo manejo. Te mandaré un ejemplar… y seguiré espeando lo que tú nos digas sobre Jesús.

Más de treinta años después de haber leído tu Alternativa cristiana, que era y sigue siendo una vida de Jesús.
?sta quería haber sido una carta privada. Pero un día como hoy, después de que se ha hecho pública tu separación ?oficial?? (no vital) de la Compañía, he preferido mandártela en público. Sé que te vas, sé que te has ido, para poder quedarte con todo lo que has hecho, con tus auténticos amigos, con la verdadera Compañía, con aquellos por quienes has vivido. Sé que te vas para poder respirar… ¡y esa es una buena noticia.

Quiero decirte que me alegro de que puedas irte para vivir y gozar, cuando dentro se te hacía muy difícil. Sé que te vas, sé que te has ido, siendo, en esta nueva juventud que te espera, porque quieres seguir siendo tú mismo, diciendo lo que sabes, lo que quieres, lo que amas. Te vas con la mejor compañía posible y me alegro por ello, me alegro infinito; estaremos muchos contigo. Mabel te manda un beso grande y me dice que quiere seguirte viendo y escuchando, con aquellos que te quieern,ya me entiendes

Para los lectores de mi blog he querido añadir unas letras de tu amigo, Luís Alemán, que bien conoces, a las que yo me uno. También incluyo la nota oficial del Provincial de Bética. Y con eso me despido, diciendo otra vez «Dios te guarde» y que nosotros nos guardemos para la via, para el amor, para la libertad y la justicia, para la gracia de Dios, que está en la gracia de y la libertad de los otros.