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La alarma económica y social que ha provocado esta crisis está haciendo aflorar muchas de las causas que la generaron. Día tras día salen a la luz sonrojantes formas de uso y abuso de las instituciones, de corrupción política, nepotismo, amiguismo, despilfarro, financiaciones ilegales, fraude y evasión fiscal de grandes corporaciones y un largo etcétera de desmanes y tropelías.
Una de esas vergonzantes, antipatriotas y antisociales causas que tienen mucho que ver con la crisis que padecemos es la evasión fiscal. Al parecer, un total de 33 de las 35 empresas que forman el selectivo de la Bolsa española, el Ibex 35, tenían presencia en paraísos fiscales en 2011, lo que representa un 8% de aumento respecto a 2010. No solo es preocupante que estos hechos estén ocurriendo con absoluta impunidad y con la anuencia de los dirigentes políticos nacionales e internacionales, sino que incluso se les ofrezcan ventajosas amnistías fiscales que incluyen el lavado de dinero sucio de indignidad y el perdón de sus pecados por fraude.
Por otra parte, es evidente que estos entes económicos, poco trasparentes, saben nadar y guardar la ropa. Siempre encuentran la forma de eludir sus responsabilidades fiscales y, a la vez, quedar bien socialmente. La coartada no es otra que aprovechar todos los resquicios legales en cuestión de exenciones, la creación de fundaciones, donaciones a organizaciones sociales, colaboración con universidades y otras instituciones y, por supuesto, la creación de maravillosos códigos éticos que no están pensados para cumplirse.
Valladolid