La Iglesia Católica del Ecuador arrancó el año rompiendo relaciones con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) considerando inaceptables varios de los proyectos propuestos por el organismo internacional que ahondaron las diferencias que ya existían entre las dos partes.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) comunicó el primer día del año que no atenderán en asistencia humanitaria, registro, análisis de casos y elegibilidad a ningún solicitante de refugió y/o refugiados en el marco del convenio con el ACNUR.
«Luego de 30 años de cooperación entre el Acnur y la Iglesia Católica ecuatoriana (…) el Alto Comisionado hizo una contrapropuesta que debilitaba el impacto del proyecto y que, en esos términos, resultaba inaceptable para la Conferencia Episcopal (CEE)», expresó la Iglesia.
Indicó que la CEE desde 1976 desarrolló un trabajo dirigido a atender a los refugiados, promover su integración social e impulsar acciones para la creación de políticas públicas.
«Acnur, por su parte, en los últimos años se ha empeñado en ‘tomar contacto’ con organizaciones no gubernamentales con el fin de que se constituyan en agencias ejecutoras de sus programas en todo el país, sin fortalecer las estructuras nacionales existentes, y excluyendo la participación de la sociedad civil y de la Iglesia en las decisiones con el gobierno ecuatoriano», comunicaron los representantes de la Iglesia Católica en el Ecuador.
Añadió que el Comité pro Refugiados y las Pastorales Sociales, por su vocación de servicio, mantendrán la atención a migrantes y personas en situación de refugio en Ecuador en coordinación con todos los actores sociales interesados en promover la dignidad humana y la solidaridad.