Histórico del socialismo español y católico que no se avergüenza de su fe. Francisco Vázquez dejó, tras 23 años, su Ciudad-Estado de La Coruña por el “sueño” cumplido de la embajada en la Ciudad Eterna.
Se lo pidió Zapatero, como “testimonio de su voluntad de diálogo con la Iglesia”. Por eso, niega tajantemente como “política ficción” que el presidente del gobierno persiga a la Iglesia y se declara amigo del cardenal Rouco Varela. Ha conseguido ya apagar los fuegos entre la cruz y la rosa y, ahora, mira al futuro: pide un obispado para su ciudad y varias beatificaciones.
-Ser el embajador español ante la Santa Sede, ¿es un sueño hecho realidad?
-Efectivamente es un sueño hecho realidad, porque en mis primeras declaraciones, realizadas con ocasión de mi toma de posesión como Alcalde de La Coruña en mayo de 1983, dije, y así lo recogió la prensa de aquella época, que ‘mis aspiraciones políticas se verían colmadas, si algún día pudiera tener la oportunidad de ser Embajador de España ante el Vaticano’. Siempre pensé que tanto desde el punto de vista intelectual como político no hay nada más apasionante que ser a la vez testigo y protagonista en las relaciones de la Iglesia y de España, a la vez que como católico tener la oportunidad de vivir de cerca el complejo mundo vaticano.
-¿Conoce a algunos de sus 155 antecesores en el cargo? ¿A quién destacaría especialmente?
-Es una nómina impresionante de importantes y destacados diplomáticos. No en vano las relaciones con la Iglesia siempre fueron prioritarias para España en todos los regímenes y en todas las épocas. Esta Embajada es la más antigua del mundo y en ella sirvieron a España personajes tan importantes de nuestra historia como el Conde de Lemos, Garcilaso de la Vega padre, el cardenal Acquaviva, Cánovas del Castillo, el Conde de Azara, Ruiz Jiménez, Garrigues y un larguísimo etcétera de diplomáticos, políticos, eclesiásticos y miembros de la nobleza de España.
-¿Por qué lo eligió el presidente del Gobierno para ese puesto tan delicado? ¿Por su buena imagen o por su cercanía a la Iglesia?
-Porque pensó que era la persona idónea para mejor servir a España y a la vez reflejar su voluntad de diálogo con la Iglesia.
-Es usted un católico de los que no esconden vergonzosamente su fe. Y eso que, en la España de hoy, no se lleva que los personajes públicos y los políticos de renombre se declaren católicos.
-Yo siempre he pensado que debemos presentamos como somos, decir lo que pensamos y desde luego dar siempre testimonio público de nuestras convicciones religiosas.
-¿Sus creencias están por encima de su militancia política?
-Mi militancia política es consecuencia de mi visión de la vida, de cómo de acuerdo con mis creencias no sólo religiosas entiendo yo que debe ser la sociedad y las relaciones entre las personas.
-¿Zapatero persigue a la Iglesia o eso son cuentos de la derecha?
-Eso entra dentro de la política ficción y no vale la pena perder ni un minuto en rebatir.
-¿No es un reto imposible representar ante el Papa a un Gobierno que aprueba sin parar leyes “anticatólicas” o, al menos, percibidas como tales por muchos obispos y fieles?
-Todo lo contrario. Creo que un Gobierno de izquierdas que tiene como prioridad fundamental políticas basadas en la solidaridad y que buscan la igualdad y la justicia social tiene muchísimos puntos comunes con las preocupaciones de la Iglesia universal.
-¿El PSOE quiere convertir España al laicismo, como dicen algunos obispos?
-El Partido Socialista lo que busca es construir una España donde todos se sientan cómodos, creyentes y no creyentes y donde se respete la libertad de cada uno para tener y aplicar sus propias creencias.
-Se dice que hay dos sensibilidades en el episcopado español. Una, liderada por Rouco y Cañizares. La otra, por Blázquez. ¿Con cuál se entiende mejor?
-En mi percepción, la Iglesia española, como cualquier otra institución humana, es internamente dialogante y plural, pero yo percibo que es unánime en la defensa y en el compromiso con los valores propios de la fe católica.
-¿Es amigo del cardenal Rouco Varela? ¿Funciona la conexión gallega?
-Tengo un gran respeto y admiración por don Antonio, un gran intelectual y un hombre bondadoso, con una fe muy sólida y con una visión muy certera del mundo de hoy. Mi familia y yo le tenemos un profundo afecto y siempre nos hemos sentido muy a gusto con él y desde luego resulta agradabilísimo conversar con él y gozar de su sólida formación intelectual.
-¿La Coruña merece un obispado? ¿Luchará desde Roma por conseguirlo?
-Sin duda alguna. Es la única gran ciudad de España donde no se cumplen las recomendaciones del Concilio Vaticano II que aconseja que las metrópolis constituyan una diócesis propia y tengan consecuentemente su propio obispo. Es una discriminación lacerante para la Iglesia y los católicos coruñeses.
-¿Qué le parece la beligerancia, que roza el insulto, de algunas de las estrellas de la cadena radiofónica de los obispos?
-Me resulta muy desagradable tanto el tono como la forma en algunos programas que desde luego nada tienen que ver con lo que debería ser el mensaje de la Iglesia. Además me preocupan los contenidos alarmistas y desestabilizadores, totalmente ajenos a una sociedad que debe basarse en el respeto y en la tolerancia.
-¿El Papa sigue siendo la autoridad moral de referencia mundial?
-La mejor demostración son los miles y miles de peregrinos que procedentes de todo el mundo acuden aquí, a Roma, a escuchar los criterios que el Papa emite en las audiencias generales del miércoles o en el rezo del Angelus del domingo. El Papa es la única voz que habla sin ningún interés material y sin ningún fin político, únicamente lo hace para defender la verdad y la razón y para buscar la paz entre los hombres y la justicia para los necesitados. El actual Pontífice, Benedicto XVI, además habla desde la lógica con una pedagogía ordenada, contribuyendo a clarificar el mensaje universal de la Iglesia.
-¿Bendice de alguna manera Benedicto XVI el proceso de paz?
-El Papa y la Iglesia siempre rezan por la paz y piden que los hombres seamos capaces de alcanzar la paz y renunciemos a la violencia.
-¿Qué secreto le gustaría descubrir en los Archivos Vaticanos?
-Muchas cosas, ya que se trata posiblemente del mejor del mundo. Me gustaría saber la verdad sobre la Papisa Juana, sobre las pruebas condenatorias de los Templarios o las causas de rechazo en el proceso de algunas canonizaciones.
-¿De quién se siente más cerca: de un sacerdote del Opus o de un teólogo de la liberación?
-Yo me siento siempre cerca de los servidores de Dios y sobre todo de su compromiso, que debe responder a las distintas realidades del mundo de hoy.
-¿Hará todo lo posible para que el sacerdote coruñés Baltasar Pardal suba a los altares?
-Ayudaré a que se reconozcan las virtudes y el sacrificio de quien sin duda alguna es un santo, por el ejemplo y la entrega de su vida al servicio de los más necesitados, sobre todo los niños, y cuya obra hoy es maravillosamente continuada por la orden que él mismo fundó. También me preocupan otras causas, como la de la madre sor María de Agreda, una de las figuras más importantes de la Iglesia española de todos los tiempos, impulsora de la devoción a la Inmaculada Concepción, gran autora mística y personaje relevante en el reinado de Felipe IV.•