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Honduras parece estar históricamente condenada al fracaso; a estar sumida en el fango; a ser una nación paria; a vivir sumergida en la hondura no sólo de su gentilicio, sino también en el infame estercolero de la vida política vernácula. Durante más de cien años dos partidos: el Liberal y el Nacional, han deshecho y destruido la calidad de Estado-Nación; han negociado el territorio y jugado con la dignidad de sus ciudadanos. Pero en los últimos treinta años otros partidillos nefastos se sumaron al plan de estos apátridas del bipartidismo sirviéndoles de comparsas y en quiénes recae también una cuota histórica.
Uno de los tribunos de la Reforma Liberal, Ramón Rosa, en referencia a las elecciones de autoridades federales centroamericanas de mayo de 1824 y en referencia a la posición adoptada por los partidos de Honduras dijo: “Nuestros partidos no han comprendido que fuese posible otra política que la de la parcialidad, política servida por un caudillo, y caudillo sujeto a ser el órgano, o mejor dicho, el brazo armado de los resentimientos y ambiciones de sus partidarios. He aquí por qué el Gobierno en este país, más bien que un organismo encargado de realizar el derecho, ha sido una facción armada, descuidada de la administración, y provocadora siempre de disensiones y guerras civiles. He aquí por qué el pueblo hondureño ha sido el pueblo más desgraciado de Centro América”.
El remedo político y la falsa democracia quedaron al descubierto durante el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Se desveló la pantomima. Hasta ese momento todo mundo creía que Honduras era un paraíso de libertad, independencia, democracia y desarrollo. Fue bueno para la ciudadanía porque visibilizaron de qué están hechos los partidos Nacional, Liberal, DC, UD y PINU.
Incluso hasta la izquierda y los movimientos progresistas estaban “apagados” y algunos “dirigentes” acomodados disfrutaban las mieles del poder. El golpe les ayudó a revitalizarse, a sacarlos de la modorra y a elevarse como abanderados de la democracia, como todo oportunista. Nace LIBRE y allí les cae todo, como anillo al dedo.
A seis años del golpe, el descalabro de país que tenemos, indudablemente recae principalmente en el partido Nacional, PN, pero el partido Liberal, PL, con sus autoridades actuales no puede librarse de esa responsabilidad histórica, lo mismo el PAC y LIBRE.
Cuando en enero 2014 se instalaba el Legislativo, el partido Liberal tuvo en bandeja de plata la cabeza del Congreso Nacional, ofrecido por el PAC y LIBRE. Por eso insistimos, después del partido Nacional y sus satélites, la DC y UD, el que más peso especifico de responsabilidad tiene por la desgracia que vive Honduras es el partido Liberal; así que los reclamos actuales de plañidera de Mauricio Villeda Bermúdez son más que infantiles. Lo mismo sucedió con Salvador Nasralla del PAC, asalariado y punta de lanza del empresario mediático liberal Rafael Ferrari a quien le costó entender—por lo amorfo y gelatinoso de su partido– el momento histórico que se vivía.
Es una lástima que un partido conservador de corte tradicional y dictatorial, como el PN, con sólo 48 diputados (el 37%) le haya quitado la pujanza y representatividad a 80 diputados (63%) de los restantes seis partidos de la oposición. Lo mismo pasó con el Ejecutivo dirigido por Juan Orlando Hernández Alvarado, JOH, que ganó sólo con el 36% de los votos; que hace y deshace a su antojo.
Pero el partido Libertad y Refundación, LIBRE, no se libra de este desaguisado histórico, principalmente su Coordinador José Manuel Zelaya Rosales que siempre tuvo una posición gallo-gallina, incluso con el tema de la reelección. A esto hay que sumar la endeble, sumisa, vendida e inconsistente posición de los 37 diputados y diputadas de este partido que viéndolo bien traicionaron los ideales de un generoso pueblo que con su resistencia pacífica y votos demostró que quería un cambio real.
Si la oposición Liberal, Libre, Pac y Pinu hubiera sido seria y tenido conciencia de lo que valían como fuerza unitaria ante las imposiciones de HERNÁNDEZ y OLIVA podrían haber generado una crisis política sin precedentes, retirándose del Congreso Nacional y llamando al pueblo a una Asamblea Constituyente—situación que ningún Estado puede soportar– sin embargo, las canonjías, privilegios, negocios, los dólares bajo la mesa y los más de L. 50,000.00 de salario y viáticos pesan mucho.
26 de abril 2015