Enviado a la página web de Redes Cristianas
¿Para qué nos ha servido el progreso, la cultura, la educación, los avances científicos y las religiones, si todo parece indicar que caminamos hacia el punto de partida? ¿Para qué nos ha servido tanto esfuerzo físico e intelectual empleado en construir un mundo más amable, un mundo mínimamente justo, decente y digno, si ahora estamos volviendo al sálvese quien pueda, a la ley del más fuerte o astuto?
Parece que volvemos a regirnos de nuevo por impulsos primarios.
Por lo visto, ha dejado de interesarnos la razón, la reflexión y la filosofía como herramientas que nos ayuden a convivir, a buscar la verdad y la trascendencia. Valores como la justicia, la solidaridad, la equidad, la compasión, el respeto y la honestidad han sido sustituidos por el egoísmo, la avaricia, la corrupción, la mentira, el cinismo y la mediocridad.
Dicen que caminamos hacia un modelo social darwinista, es decir, pocos ganadores y muchos perdedores. Y no se equivocan. Las evidencias son meridianamente claras. Mientras en España ya se contabilizan tres millones de personas en situación de pobreza severa, el número de millonarios aumentó un 13% entre mediados de 2012 y la primera mitad de 2013. No hay duda de que la pobreza de la mayoría es muy rentable para unos pocos.
Valladolid