Enviado a la página web de Redes Cristianas
Que el CIS nos anuncie que el Partido Popular volverá a ganar las elecciones el próximo 26J, para mí, ya no es ninguna novedad. Mil elecciones que se celebraran, mil veces sería el partido más votado. Esta es la dolorosa y democrática realidad. Y no queda otro remedio que sufrirla estoicamente como quien sufre un dolor crónico.
«¿Cómo es posible ?me preguntaba ante ayer un amigo? que un partido político apestado de corrupción todavía tenga tantos fieles devotos?». «¿Cómo es posible ?insistía mi amigo con vehemencia? que sus incondicionales solo vean dignidad allí donde abundan los charcos y los lodos?». A lo que yo, con aire solemne y aviesa intención, respondí:
«Tal vez haya razones de peso que justifiquen tan inquebrantable fidelidad y adhesión como, por ejemplo, el carisma y buen hacer de su líder; las políticas fiscales justas y progresivas llevadas a cabo en la anterior legislatura; haber demostrado ser un Gobierno dialogante y de consenso; haber acabado casi con el paro, con los desahucios y con las profundas desigualdades; haber hecho en todo momento un defensa a ultranza de la pluralidad y neutralidad en los medios de comunicación públicos y, cómo olvidarse, haber aprobado la ejemplar Ley de Seguridad Ciudadana y la no menos loable Reforma Laboral».
«Déjate de ironías ?me contestó mi amigo en tono grave y severo? no vaya a ser que alguien tome por verdaderas las razones que tú enumeras como chanza».
. Valladolid