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Ernst Bloch, filósofo marxista y ateo, dice:
«El establo, el hijo del carpintero,
el predicador en medio de gente sencilla
y el madero final
son el resultado del material histórico
y no fruto del material dorado,
preferido por la leyenda «.
Explica el teólogo Leonardo Boff que Navidad es un mito cristiano. Pero es un mito verdadero. Desde hace al menos 50 años, la exégesis bíblica sobre estos textos muestra que no se trata de un relato histórico, sino de alta y refinada teología elaborada por los evangelistas Mateo y Lucas (Marcos y Juan no dicen nada de la infancia de Jesús ) para probar que Jesús era realmente el Mesías, el hijo de David y el hijo de Dios.
Con este fin, recurren a géneros literarios, que parecen historia pero que son en realidad recursos literarios, como, por ejemplo, los Magos de Oriente (que representan los paganos y de los sabios), los pastores (los más pobres y considerados pecadores por tratar con animales que los hacían legalmente impuros), la Estrella y los ángeles (para mostrar el carácter divino de Jesús), Belén, que no sería una referencia geográfica sino un significado teológico: el lugar, según las profecías, de donde vendría el Mesías, diferente de Nazaret, totalmente desconocida, donde probablemente habría nacido Jesús. Y así otros tópicos.
Pero lo más importante de todo es que frente a los relatos tan conmovedores del Nacimiento podemos decir que estamos ante un grandioso mito, entendido positivamente como lo hacen los antropólogos: el mito como la transmisión de una verdad tan profunda que sólo el lenguaje mítico , figurado y simbólico es adecuado para expresarla. Es la función de todos los mitos que han creado la mayoría de culturas y religiones. Un mito es verdadero cuando el sentido que quiere transmitir es verdadero e ilumina toda la comunidad. Así el Nacimiento de Jesús es un mito cristiano lleno de verdad, de proximidad de Dios y de familiaridad.
Nosotros usamos hoy otros mitos para mostrar la relevancia de Jesús. Por ejemplo es significativo un mito antiguo que la Iglesia aprovechó en la liturgia de Navidad para revelar la conmoción cósmica ante el nacimiento de Cristo y que dice así:
«Cuando la noche iba por la mitad de su curso se hizo un profundo silencio. Entonces, las hojas charlatanes callaron como muertas. Entonces, el viento que susurraba quedó quieto en el aire. Entonces, el gallo que cantaba se detuvo en medio de su canto. Entonces, las aguas del arroyo que corrían, se paralizaron. Entonces las ovejas que pastaban se quedaron inmóviles. Entonces, el pastor que levantaba su bastón quedó petrificado. En este momento todo paró, todo se suspendió, todo hizo silencio: nacía Jesús, el salvador de la humanidad y del universo ».
NAVIDAD quiere comunicarnos que Dios no es esta figura severa y de ojos penetrantes que quiere escrutar nuestras vidas. Aparece como un niño. No juzga, sólo quiere recibir afecto y jugar.
Y he aquí que del Pesebre vino una voz que me susurró:
«Oh, criatura humana, por qué tienes miedo de Dios ?. No ves que su madre le envolvió su frágil cuerpo ?. No te das cuenta que él no amenaza ni condena a nadie ?. No sientes como llora suavemente ?. Más que ayudar, necesita ser ayudado y recibir afecto. No sabes que él es Dios-con-nosotros como todos nosotros? ». Y ya no pensamos más, damos paso al corazón que siente, se compadece y ama. ¿Qué otra cosa podríamos hacer frente a un Niño sabiendo que es Dios humanizado?».
Quizá nadie haya escrito mejor sobre la Navidad y el Niño Jesús que el escritor portugués Fernando Pessoa, que dice: «Él es el eterno niño, el Dios que faltaba. El es el divino que ríe y que juega. Es un niño tan humano divino ».
Más tarde transformaron el Niño Jesús en San Nicolás, en Santa Claus y, finalmente, en Papá Noel. No tiene importancia, porque en el fondo, el espíritu de bondad, de proximidad y de regalo divino está en todos ellos. Por eso el editorialista Francis Church del The New York Sun, 1897, estuvo muy acertado al responder a Virginia, una niña de 8 años que le escribió: «Estimado Editor: dime la verdad: ¿Existe el Padre Noel? «.
Y él sabiamente le respondió:
«Sí, Virginia, Papá Noel existe. Es tan cierto como que existe el amor, la generosidad y la devoción. Y tú sabes que todo esto existe de verdad y aporta más belleza y alegría en nuestra vida. Qué triste sería el mundo si no existiera Santa Claus! Sería tan triste como si no hubiera niñas como tú. No existiría la fe de los niños, ni la poesía y la fantasía, que hacen nuestra existencia leve y bonita. Pero para ello debemos aprender a ver con los ojos del corazón y del amor. ¿Si Santa Claus? Gracias a Dios vivo y vivirá siempre que haya niños grandes y pequeños que han aprendido a ver con los ojos del corazón ».
Procuramos mirar siempre con los ojos del corazón y no sólo en Navidad. Desafortunadamente la mayoría de nosotros hemos sido educados para mirar sólo con los ojos de la razón y en la vida, ya lo sabemos, no todo es «razonable».
FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2017