Ayer al mediodía fallecía en San Sebastián el Cardenal Suquía en su residencia actual del barrio de Amara. Se conocía desde algún tiempo la gravedad de su estado de salud, pero ello no ha impedido que la mayoría de Zaldibia recibiera la noticia con honda impresión. Angel Suquía nació en el caserío Lizarraga de Zaldibia, a caballo entre el casco urbano de esta localidad y Gainza. Nos ha dejado a sus casi 90 años, después de haber vivido 66 de ellos como sacerdote, 40 de obispo y 21 de cardenal.
Desde que fue nombrado obispo, siempre ha ejercido su ministerio fuera del País Vasco, lo que no le impedía visitar cada verano su pueblo y a compartir algún tiempo con sus allegados y vecinos.
Los que le conocían más a fondo y han seguido sus pasos coinciden en afirmar que era un hombre metódico y muy trabajador con una fuerte personalidad, siempre al servicio de los ideales que él creía legítimos y necesarios en la vida y para la vida.
No cabe duda de que ha sido el personaje más relevante del pueblo de Zaldibia. Quizás eso mismo haya hecho que sea una figura bastante controvertida -por supuesto muy a pesar suyo-, y no se haya valorado lo suficiente lo que ha representado para todo un pueblo, al margen de las creencias que cada uno puede profesar.