Obispos, amigos y familiares del cardenal Angel Suquía, fallecido ayer a los 89 años en su domicilio familiar de San Sebastián, acudieron a las distintas misas de cuerpo presente que durante el día de hoy se han celebrado en la Cripta de la Catedral de la Almudena.
Los restos mortales del que fue arzobispo emérito de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española llegaron a Madrid pasada la medianoche de ayer y fueron recibidos por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.
El mismo Rouco Varela fue quien presidió, horas después, a las 11,00 de la mañana, los Laudes del Oficio de Difuntos, oración litúrgica comunitaria del cabildo catedralicio.
Al término de la misma, Rouco recordó que la Catedral de la Almudena, donde mañana será sepultado, fue levantada en gran medida por su ‘impulso, perseverancia y firmeza’.
De ‘su calidad humana’ habló el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, quien, tras oficiar la misa de las 12,00, declaró a Efe que era una persona de una ‘calidad humana personal, trato, afecto y comprensión desbordante’.
También recordó Amigo su amistad con él y los conflictos y problemas ‘muy difíciles’ de relaciones con las instituciones que le tocó vivir cuando fue presidente de la Conferencia Episcopal Española (1987-1993), y de aquella etapa destacó su deseo permanente de unir y poner paz.
Para el Deán de la catedral, Antonio Astillero, Suquía fue un hombre ‘excepcional, como persona, sacerdote y obispo’.
El Deán, que celebró la primera misa de cuerpo presente, consideró además que el cardenal era ‘un alma de Dios’, con una fuerte devoción mariana.
El cuerpo del arzobispo emérito de Madrid, embalsamado y vestido con alba, estola casulla y mitra, permanecerá expuesto durante el día de hoy sobre una tarima frente al altar junto a un cirio pascual, una cruz y un Evangeliario.
Hasta allí se han desplazado numerosos fieles y también, y en representación del pueblo de Madrid, el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, y la segunda teniente de alcalde y concejala de Empleo, Ana Botella.
Cobo y Botella, que firmaron el libro de condolencias y expresaron el dolor por el fallecimiento del Cardenal, se acercaron a dar el pésame a los sobrinos que habían acudido a la catedral en representación de la extensa familia de Suquía:16 hermanos y más de 50 sobrinos.
Así lo explicó a Efe su sobrina María Francisca, hija del hermano mayor de Suquía, tras destacar de su tío que fue ‘muy entrañable’ con su familia y un ‘segundo padre’, siempre pendiente de los estudios y presente en todas las bodas y bautizos.
Mañana, a las 11.30 de la mañana se trasladará el cuerpo en procesión desde la cripta hasta la catedral, donde se celebrará una misa solemne media hora después.
La procesión recorrerá la cuesta de la Vega, la calle Bailén, y las plaza de la Almudena, para entrar en la catedral por la puerta principal.
Al finalizar la ceremonia, se procederá a darle sepultura en su sarcófago de la capilla de San Isidro, de esta Catedral, por lo que se convertirá en el primer obispo que será enterrado en este templo.