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Exhortación de Ecuvives al pueblo de Venezuela

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Ecuvives

Ecuvives -Encuentro Ecuménico en memoria del Padre Juan Vives-, siempre vivo en nuestro espíritu, porque «los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos», somos un movimiento de hombres y mujeres sembrados en Venezuela, que impulsamos “un profundo ecumenismo, reconocemos y valoramos con respeto las diferentes religiones, espiritualidades y culturas; y, como la esencia más profunda de nuestra unidad y razón de ser, defendemos el amor y la solidaridad con los más vulnerables, entre otros y otras: Los niños y las niñas, los enfermos y las enfermas, los ancianos y las ancianas, las mujeres, los pueblos indígenas y los discriminados y discriminadas racialmente, los emigrantes y refugiadas, los eternamente desheredados y desheredadas que sufren hambre”
(Declaración de Principios, ECUVIVES 2005): Precisamente, para todos esos pobres y desheredados y desheredadas de la tierra, es el mensaje de amor y esperanza del Evangelio, porque podremos salir de nuestras injusticias y dolores, si nos unimos como hermanos y hermanas, y cuidamos con amor a los y las más débiles.

La mayoría del pueblo, ya liberado por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), hoy ha logrado parir una extraordinaria Reforma Constitucional, y da un paso de verdadera esperanza para construir una nueva Patria, donde todos y todas podamos vivir sin explotación ni explotadores, sin clases privilegiadas que se aprovechen de las clases trabajadoras, y para que unos pocos no puedan apropiarse de los recursos que son patrimonio de las familias más humildes. En estos momentos tan importantes de nuestra historia, ECUVIVES declara, que somos parte de esos millones de venezolanos y venezolanas dispuestos a dar la vida por la construcción del socialismo, porque, como dijo Jesús de Nazaret hace dos mil años, “no hay mayor prueba de amor, que dar la vida por los demás” (Juan 15,13): ¡Patria, socialismo o muerte!

Los que siempre se opusieron a nuestra Constitución Bolivariana, y que nunca la han aceptado ni la quieren, ahora la pretenden secuestrar y manipular, y se disfrazan con ella y con nuestra bandera, igual como hicieron con el Evangelio de Jesús, que es un mensaje de amor y esperanza para los pobres del mundo, pero los ricos y poderosos se apropiaron de él, para justificar su egoísmo, para engañarnos y para decirnos que Dios quiere que haya un sistema inhumano, con unos muy pocos privilegiados, muy ricos, dueños de todo, y una mayoría desamparada, que malvive de las migajas que caen de la mesa, como queda ejemplificado en la parábola de Lázaro (Lucas 16:19-21), muriendo sin esperanza en esta vida, con el cuento de aguantar los atropellos para luego ir al cielo. ¡Pues, no!, eso es una mentira, y no les da vergüenza, porque no la tienen.

Queremos también compartir otro de los principios de ECUVIVES que expresa, “animados por la fe liberadora encarnada en lo mas profundo del alma de los y las más humildes, nos mantendremos alertas para desenmascarar y cuestionar a las jerarquías religiosas que, poniéndose al lado de los poderosos, manipulan e intentan anular la espiritualidad de nuestros pueblos” (idem). Y es que está muy claro el mensaje de Jesús en su Evangelio cuando, habiendo dicho Zaqueo: “Señor, voy a repartir la mitad de mis bienes entre los pobres”, Jesús le responde, “no hay duda de que hoy ha llegado la salvación a esta casa” (Lucas 19:8,9). A nuestra Patria también le ha llegado la salvación para la mayoría eternamente olvidada, porque hemos sido privilegiados y privilegiadas por la Providencia, porque nos ha dado un Presidente que ha sabido leer el alma de nuestro pueblo: hombres y mujeres capaces de compartir sus propias miserias, y tener una compasión infinita con el dolor ajeno.

Nunca nos cansaremos de señalar el Preámbulo de nuestra Constitución Bolivariana, que los enemigos de la Reforma Constitucional no leen ni quieren admitir, donde “el Pueblo de Venezuela invoca la protección de Dios con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática,…que consolide los valores de la libertad, independencia, la paz, la solidaridad, el bien común,… la convivencia y el imperio de la ley … asegure el derecho a la vida… a la justicia social y a la igualdad sin discriminaciones ni subordinación alguna”. Estos sí son los auténticos principios de la ética y la moralidad; estos sí son los valores sembrados por Dios en lo más profundo de la naturaleza humana.

El mandato del Artículo 3 de nuestra Constitución, también es absolutamente claro e ineludible, cuando nos dice que, “los fines esenciales del Estado son el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo…” Y no puede haber prosperidad y bienestar del pueblo, mientras haya unos poquitos que quieren hacerse dueños de todo; por eso la Reforma Constitucional nos permite, no mendigar una limosna, sino atacar las causas de la injusticia y la desigualdad, y a reconocer y darle rango constitucional a los derechos de todos los venezolanos y venezolanas, eternamente ignorados. Otro principio de ECUVIVES se resume en que “categóricamente rechazamos las perversas normas de convivencia entre los pueblos y sus gentes, que, a sangre y fuego, impone el capitalismo, como son: El principio del máximo beneficio, la acumulación infinita de dinero, las leyes implacables del libre mercado y la apropiación del trabajo ajeno, leyes inhumanas con las que siempre sale ganando el más fuerte, y que conducen irremediablemente al saqueo de los recursos naturales, sin respeto por la naturaleza y el equilibrio ecológico” (idem). En estos principios del capitalismo salvaje sí se encierra la verdadera inmoralidad, el pecado social contra la mayoría de la población, que diariamente lleva a la muerte a millones de seres humanos en todo el mundo.

Queda clara la alianza, para siempre, de ECUVIVES con su pueblo, y citamos otro de nuestros principios: “Como hijos e hijas de Dios, independientemente del nombre con el cual se le invoque, y en unión a tantos y tantas cuyo credo está en el amor y luchan por un mundo de paz en el que prevalezca la justicia, entendemos nuestra opción por los pobres como una auténtica solidaridad y desprendimiento que favorezcan el ejercicio del poder por las mayorías populares. No descansaremos en la tarea de señalar las causas que dan origen a tanta iniquidad y exclusión, así como, en enfrentar los poderes perversos que generan tanta desigualdad” (idem). Qué cinismo decir que ¡somos inmorales!, porque nos hemos propuestos construir una Patria donde reine la justicia, la igualdad y el amor.

¿Quién dice que vamos a ir al infierno, porque actuamos inmoralmente y estamos en pecado? Aquellos a quienes les interesa mantener al pueblo esclavizado con discursos engañosos y manipuladores.

Una vez más invocamos la palabra de Dios, que empuja al profeta Ezequiel a clamar a los cuatro vientos:”Pobres de ustedes pastores, que se apacientan a sí mismos. Ustedes se han tomado la leche, se han vestido con la lana y se comieron las ovejas más gordas. Ustedes, pastores, no han fortalecido a las débiles, ni atendido a las enfermas, ni vendado sus heridas. Porque los pastores se cuidaban a sí mismos, y no a mis ovejas. Al contrario, ustedes, pastores, las han dominado y oprimido con violencia. Dice Yahvé: Voy a pedir cuentas a los pastores, les reclamaré mis ovejas. Se las quitaré para que no dispongan más de ellas a su gusto. Arrancaré de sus bocas mis ovejas, y ya no se las comerán. Buscaré la oveja perdida, traeré a la descarriada, vendaré a la herida, fortaleceré a la enferma. Las apacentaré a todas con justicia” (Ezequiel 34).

Y como un acto de amor y de fe en nuestro pueblo, declaramos que creemos en el Dios que nos mandó un Salvador, “envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2,12), que sigue naciendo por todos los rincones de la tierra y que no tiene ni donde recostar su cabeza (Lucas 9,58). Creemos en el Dios liberador que fue “ungido para traer buenas noticias a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van ver; a despedir libres a los oprimidos” (Lucas 4,18), porque, guiados de su mano, “serán satisfechos todos los que tienen hambre y sed de justicia, y serán felices los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Lucas 6,20). Creemos en ese Dios que “ha ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las ha mostrado a los pequeños” (Lucas 10, 21), por eso oímos a ese Dios que se manifiesta en la voz de nuestro pueblo y en el desprendimiento asombroso de la gente más humilde.

“Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes….diciéndoles: He pecado, entregando a la muerte a un inocente. Ellos le contestaron: ¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo. Entonces él, lanzando las monedas en el Templo, fue y se ahorcó” (Mateo 27, 3-5)

¡SÍ A LA REFORMA CONSTITUCIONAL!

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