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Hoy quiero hablar de esos curas y religiosos secularizados que fueron «reducidos» al estado laical y que son percibidos, por algunos, como ovejas negras, cristianos desafiantes o indignos.
Lo lamentable es que dentro de la Iglesia, se continúa utilizando un lenguaje degradante, agresivo, denigrante hacia esos sacerdotes y religiosos que han dejado su Ministerio y a quien los obispos o superiores retiraron todo mandato pastoral. Se les percibe, muy a menudo, por desgracia, como «traidores» porque se enamoraron y fundaron una familia. Se les aparta y expulsa de su comunidad, de su parroquia. ‘Expulsar’ significa arrojar hacia fuera, como en el caso de los residuos, inmundicias a la basura. Sin embargo, durante años, esos sacerdotes o religiosos han tenido títulos, han ocupado puestos importantes, y rendido grandes servicios a la Iglesia. Al salir, pierden todo y debe empezar de cero. ¡No se les agradece! No se les ofrece una compensación y no se refiere ni se habla más de ellos, ni de qué van a vivir y comer.
El término más repugnante y degradante es el famoso término ‘reducir’ los clérigos al Estado laico como si los cristianos bautizados pertenecieran a una clase social inferior, disminuida, menor de edad. Este vocabulario eclesiástico debe cesar, puesto que los clérigos y religiosos bautizados y seguidores de Jesús, no forman una clase social aparte, más noble, más digna, más importante. «Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.» (Lucas 14,11; Mt 23,12). Jesús dice: « Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores (maestro)s. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor.?? (Lucas 22, 25-26) Por eso, este lenguaje es una grave ofensa a la digna igualdad de los hijos e hijas de Dios. «Yaque todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo. Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús.?? (Ga 3,27-28) Este lenguaje vaticanista debe ser denunciado con fuerza y combatido en toda ocasión.
El 18 de abril de 2009, el Cardenal Claudio Hummes, con la ocasión del XL aniversario de la encíclica «Sacerdotalis caelibatus» del papa Pablo VI, escribió una carta a todos los obispos del mundo.
(http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_cclergy_doc_20070224_hummes-sacerdotalis_fr.html) El cardenal les recuerda que el celibato es una cuestión disciplinaria y no dogmática, que es un regalo a la Iglesia y no forma parte de la columna vertebral de la Iglesia. La Iglesia no va a derrumbarse sin el celibato. Recordó a los obispos locales su obligación de evitar largos et humillantes cuestionarios tocando la intimidad afectiva y sexual de los sacerdotes y religiosos que salen, con testigos y la obligación de una auto-confesión de culpabilidad. Los obispos pueden simplemente quitar el mandato pastoral, aunque los interesados no hayan iniciado un proceso o completado formularios por diversos motivos, ya por no creer en la validez de dicha ley, la desilusión después de tratamientos inhumanos, la pérdida de su medio de subsistencia, juicios inadecuados, etc. Los sacerdotes y religiosos que salen hace a menudo más confianza en la bondad de la gente y la misericordia de Dios que a la actitud legalista de la Curia Romana. La incorporación al estado laico puede hacerse automáticamente después de cinco años de abandono de todo ministerio pastoral.
Aunque el proceso se haga en armonía, el problema fundamental del celibato eclesiástico versus la celebración de los sacramentos en la Iglesia no se resuelve por lo tanto. Los sacramentos de la Iglesia no son propiedad exclusiva de un clero masculino y soltero. Con excepción de aquellos que han tirado la puerta de la Iglesia y que han perdido la fe, habría más de 100.000 sacerdotes y religiosos deseosos de reanudar con el servicio en diversas comunidades cristianas, a menudo después de 20, 30, 40 años de vida dedicada a Jesús y fieles servicios a la Iglesia. Podrían continuar a compartir su experiencia de vida y su fe, continuar a proclamar la Palabra de Dios, celebrar la presencia activa de Cristo resucitado en la Eucaristía, los sacramentos y sus compromisos humanitarios.
Por otro lado, estoy intratable y despiadado con los novicios y seminaristas que tienen una doble vida y se comprometen como ?célibes falsos?? en la vida religiosa o en el sacerdocio. Va igual con los homosexuales activos que van de una conquista a otra, y con los pederastas hipócritas asesinos que destruyen las vidas de niños inocentes. Se debe denunciarlos, juzgarlos, enviarlos a la cárcel y declararlos delincuentes a controlar de por vida. También debemos denunciar a los sacerdotes y religiosos burgueses que no quieren una Iglesia pobre para los pobres, que buscan convertirse en Obispos, Cardenales y a trabajar en la Curia Romana. Se niegan a salir a las periferias, a ir a juntarse a Jesús en el corazón de la humanidad sufriente, oliendo a oveja, como lo repite el Papa Francisco. Su compromiso no es sincero, en vez de elegir a Dios, eligen al Dinero. Las comunidades cristianas merecen tener responsables generosos, genuinos, maduros, humanos y transparentes en sus compromisos y relaciones sociales. Es urgente hacer una gran limpieza entre los actuales jerarcas de la Iglesia. Por desgracia, el Papa Francisco no va a poder lograrlo solo.
La situación es bastante diferente en los casos de abandono de un ministerio pastoral. La naturaleza humana siendo lo que es, resulta que algunos ponen en duda sus primeras opciones de vida que han hecho en toda sinceridad y autenticidad. Después de grandes servicios prestados a la Iglesia, nadie debe excluirlos de la Iglesia. Se debe abrir diferentes vías de integración en numerosos servicios de Iglesia no colmados.
Por haber intercambiado y discutido con muchas personas de todas las edades, sobre el tema, detecté ningún problema, para la mayoría, a acoger a esos sacerdotes o religiosos que fueron verdaderos pastores para esas personas y que han amado mucho. ¿Por qué no ser acogedor y misericordioso como el Padre celestial hacia esas personas que han cometido un «crimen» él de amar a una mujer (hombre) y fundar una familia. Las comunidades cristianas y las parroquias ganarían con esos servidores de primera hora reclamando poso sueldo o nada, siendo independientes financieramente.
Vivo con esperanza y creo en el Espíritu Santo. ?ste tiene necesidad de nosotros. Unámonos a los Santos Apóstoles, a Jesucristo resucitado, a María nuestra Madre. Pero, seamos realistas y prácticos en todos nuestros compromisos. Sigo soñando… ¡Hasta una próxima vez!